“Era una persona que siempre andaba alegre, trataba de incentivar a los jóvenes para que fueran a jugar y que no anduvieran haciendo otras cosas que no deben”, resaltó Alex Hasbún, pastor de una iglesia evangélica donde se congregaba Noé Arturo Juárez Ramírez, quien fue enterrado ayer.
La víctima era un abogado del Ministerio de Obras Públicas (MOP). Junto a él fueron asesinadas por pandilleros cuatro personas, el pasado 2 de agosto, en una cancha de fútbol ubicada en la colonia Santa Margarita II, Ciudad Delgado.
Al sepelio asistieron familiares, amigos y compañeros de labores de Juárez Ramírez.
La familia agradeció a quienes conocieron al abogado por acompañarlos y pidió que siempre lo recordaran como una buena persona.
“Él no tenía nada que ver en la situación que se presentó el día de su muerte. Lastimosamente, los mejores hijos del país y que no deben nada están muriendo”, resintió un amigo de la víctima.
Sus familiares y amigos lamentaban que la ola delincuencial que azota al país le haya arrebatado la vida a un hombre que lo único que buscaba era sacar adelante, por medio del deporte, a muchos jóvenes que andan delinquiendo.
“Le pido al sistema judicial porque a estas personas (delincuentes) se las lleva la Policía y a las 24 o 72 horas ya están fuera. Necesitamos un sistema más fuerte, que tenga la capacidad de poderle comprobar estos casos, porque esto ya no es humano”, puntualizó Hugo Saravia, vecino y amigo del abogado.
El grupo de amigos más cercano al abogado recordaba el enorme vacío que él deja y relataban experiencias que habían compartido durante todos los 15 años que Juárez Ramírez trabajó para el MOP.
A pesar de que las autoridades indicaron que el atentado iba dirigido a un presunto pandillero que estaba en el lugar, aún no hay ninguna captura por la masacre cometida que le arrebató la vida a cinco personas.