Existen grandes tesoros a la vista, pero muchos no logramos apreciar. Uno de ellos es lo promisorio de la flora autóctona, que fomenta un círculo virtuoso y puede ser bastión fundamental para recuperar zonas deforestadas.
De las riquezas que la naturaleza brinda a los salvadoreños, parte importante es la biodiversidad existente en el trópico y especialmente las múltiples especies de la flora consideradas como autóctonas.
Estas pueden ser manejadas y multiplicadas en función de nuestra creatividad y necesidad.
Es fácil establecer nichos económicos desarrollando proyectos eco turísticos en función de la flora autóctona, que además de convertirse en un atractivo para turistas del primer mundo, es bondadosamente fácil de manejar, pues las especies autóctonas son propias de estas regiones y de mayor capacidad de sobrevivencia en las diferentes situaciones de tierra, topografía y clima.
Es más sencillo manejarlas que aquellas traídas de otras regiones y que, con un pequeño desbalance de precipitación anual o temperatura, mueren.
La flora autóctona permite establecer estampas propias de nuestra naturaleza tropical, con la garantía de retornar la fauna silvestre a los ambientes autóctonos de la vida más allá de la ciudad.
Opciones
Podemos cultivar ojushte, cacao, chaperno, quebracho, tamarindo, matasano, caliandra, pacún, mamoncillo, papaturro, San Andrés, jacaranda, zapotillo, mangollano, achiote, alocacia, philodendros.
Otras opciones son pacaya, suncuyo, memble, funera, morro, madrecacao, leucaena, paterno, pepeto, marañón, nance, aceituno, plumeria, manzano rosa, guayaba, arrayán, volador, palo colorado, carreto, guanabo, bario, maquilishuat, nacaspilo.
Como estas hay muchas otras especies autóctonas o que por su adaptabilidad son bastiones para cultivarlas en forma decorativa y atraer a los turistas, especialmente los extranjeros que buscan apreciar las estampas de flora, fauna y costumbres de nuestro ambiente.
Basta plantar adecuadamente sectores de un pequeño terreno, con senderos funcionalmente conectados, con pequeñas glorietas y bordeados de heliconias, helechos, de chaya, quina, quequeisque entre otras bondadosas especies autóctonas que brindan belleza, alimento, maderas, floraciones y follajes únicos.
Como ganancia proporcionan oxígeno, filtran el agua lluvia al subsuelo, absorben carbono y reducen el recalentamiento del planeta.
Es importante que la ejecución de estos proyectos puede hacerse en terrenos aparentemente inservibles.
En pocos años se pueden convertir en una floreciente fuente de ingresos y para muchos es fabricar su propia jubilación en armonía con la naturaleza.
Paulatinamente puede incorporar plantas exóticas que el sistema exija para darle un toque universal al sistema .
Si se siembran las fuentes de alimentos de las aves silvestres, regresarán y se multiplicaran en su granja o finca ecológica, las bromelias y las orquídeas se multiplicaran en los quebrachos, ceibas, morros o carretos; el tepezcuintle se sentirá atraído por las semillas de matasano, ojushte .
Plantar especies autóctonas es una forma de mejorar el medio ambiente sin mucho riesgo y a cambio, se logran buenos ingresos no sólo por el turismo que pueda atraer, sino también por la venta de flores, follaje, frutas, leña obtenida de las podas y muchos otros recursos.