Por alguna razón, tengo la idea de que todos van a darse cuenta si paso por alto mi rutina de belleza. Es ridículo; lo sé. Un extraño podría hacer algún comentario sobre la falta de cepillado de dientes o días sin ducha, pero no es mucho más lo que se nota.
El miedo de que alguien me pare en la calle para preguntarme cuándo voy a recortarme el flequillo es irracional. Si te depilas, te pintas y te pones elegante exclusivamente para ti, sigue haciéndolo.
Pero si sientes que tu manicura puntual es lo que te consigue una salida romántica, piénsalo de nuevo. Tu rutina de belleza debe ser egoísta: hagas lo que la hagas sentirte bella; no te preocupes por los demás.
Este mantra ya es bastante fortalecedor, pero más todavía cuando te das cuenta de que al hombre con el cual saldrás el jueves no podría importarle menos las siguientes siete cosas que te perturban:
1. El millonésimo uso para el aceite de coco
Los hombres comentan que les gusta tu pelo enrulado o que llevas puesta una gorra de béisbol. Pero nunca he oído a un hombre decir cuánto le gusta que no tengas las puntas florecidas. Si bien es importante mantener su cabello sano, no hay necesidad de pasar tiempo probando todas las máscaras de aceite de coco imaginables para eliminar las puntas florecidas. Ellos notarán que tienes pelo y nada más.
2. El método científico de la máscara para ojos
Después de meses de ensayos con máscaras para ojos y de recorrer el departamento de maquillaje, encuentras la combinación perfecta para tener las pestañas con volumen y arqueadas. El proceso de eliminación finalmente dio resultado.
Ciertamente, es probable que necesites un par de marcas distintas de máscara y tres pinceles para tener la apariencia de pestañas ideal, pero el resultado es asombroso.
Actualización: prestas especial atención a subrayar y definir cada pestaña, pero en realidad es la única que lo nota. En lo que a maquillaje se refiere, los hombres generalmente observan cuándo está y cuándo no, pero no mucho más que eso.
3. Capa de base, capa de gel, capa superior, repetir
Si lo tuyo son las uñas, entiende el horror de un esmalte saltado –en esto puedo o no estar hablando personalmente. Hubo una época en que guardaba el frasco de cualquier color que estuviera usando ese día en mi cartera para poder evitar la incomodidad de tener las uñas saltadas.
Decir que era excesivamente consciente sería un eufemismo. Entre el almuerzo y una película, saqué el frasco para una pincelada rápida. Mi compañero de cita me comentó: “Ah, no me había dado cuenta de que te habías hecho las manos”. Yo no podía creerlo; ¿cómo no se había dado cuenta de que tenía las uñas pintadas; ni hablar de saltadas?
Esa conversación adolescente fue un momento de “descubrimiento”. Actualmente, un compañero de cita todavía no me ha hecho comentarios sobre el tono imperativo de la temporada y hacerme las manos es actualmente un ocasional derroche de “tiempo para mí”.
4. Si el talle es el correcto, cierra bien
Es posible que debas tu euforia al hecho de saber que su vestido es talle dos, pero a menos que no te quede muy bien, tu compañero de cita no lo notará. Vístete con algo en lo que tu cuerpo esté cómodo y no te preocupes por los números en la etiqueta.
5. Cutículas “desprolijas”
Tenía una compañera de habitación que siempre comentaba lo feas que eran sus cutículas. No era algo en lo que yo pensara demasiado, pero ella invertía tiempo (y dinero) en cremas y juegos de manicura para arreglarse sola las manos. Era muy sensible a este rasgo en particular, pero yo nunca había notado ese aspecto en ella. Su personalidad burbujeante era mucho más cautivante que el estado de sus cutículas; estoy dispuesta a apostar a que los muchachos en su vida pensaban lo mismo.
6. Exagerar su parecido con Godzilla
¿Menta o sin perfume? ¿Exfoliante o solución con soda cáustica? ¿Humectante diaria o una crema batida para el cuerpo súper intensa con gotas de humectación? El área de lociones puede crear innumerables batallas internas que esencialmente no tienen importancia. Mientras tus piernas no parezcan de reptil, no tiene sentido agitarte por los detalles de tu rutina de lociones.
7. El look “sin pinzas” de Vogue
Convencerte de que debes quitarte algunos pelitos de bebé antes de salir corriendo por la puerta no vale la pena. Afortunadamente, el mundo real no es como esos espejos de maquillaje con luces brillantes que parecen gritar las “imperfecciones”.
¿Quién va a ponerse tan cerca de tu rostro como para observar unos pocos pelitos sueltos? Si tuviera que responderle al “Sr. Maravilla”, supongo que él quiere un beso, no cejas perfectamente depiladas.
Estos pequeños descubrimientos pueden ayudarte a dinamizar tu rutina de la mañana y a no ponerte nerviosa si una fiesta sorpresa con piscina incluida te encuentra sin tu máscara de pestañas a prueba de agua.
Si bien un tono brillante de labial te genera una confianza insana, he llegado al punto en que lo uso para mí, no para los demás… lo que me da más confianza de la que podría darme cualquier otro tono.