Para quienes están esperando a esa persona especial de la que estarán enamoradas eternamente, esta puede resultar una mala noticia ya que la magia y el enamoramiento son efímeros. Con el tiempo lo más probable es que ese vínculo se convierta en algo más profundo y menos “intenso”.
“Toda relación al comienzo atraviesa la etapa del famoso enamoramiento, que se caracteriza por tener una intensidad muy alta y visible, y una profundidad pequeña”, describió el licenciado en Psicología Sebastián Girona para quien “con el tiempo y en el mejor de los casos, la situación debería cambiar para pasar a lo contrario: un vínculo más profundo que inevitablemente hace disminuir la intensidad”.
Tras asegurar que “parecería que esa misma energía puesta en un comienzo en lo sexual pasa a ser el fondo de reserva de la pareja y la base sustentable para lo que vendrá”, el especialista puntualizó que “esta etapa no dura un tiempo exacto, a veces pueden ser seis meses, a veces ocho o inclusive un año, pero lo importante es que, más tarde o más temprano, se termina”.
Así, tomar decisiones trascendentes como convivir o tener un hijo durante la etapa de enamoramiento dejará a la pareja expuesta a altas probabilidades de falla o riesgo de arrepentimiento debido a la particularidad del momento.
Girona describió que “esta primera etapa de enamoramiento nos hace tener una sensación parecida a la que se produce en el cerebro cuando una persona consume cocaína. La descarga de adrenalina y las ganas frenéticas de estar con la otra persona, sobre todo sexualmente, nos acerca a una de las sensaciones más valiosas y diferentes que podemos experimentar en la vida”.
Además, de esta fase de las relaciones bien podría decirse que proviene el popular dicho que asegura que “el amor es ciego”, ya que “el juicio crítico que todos tenemos en el día a día, en esta primera etapa, está apagado. O sea la persona que nos gusta, al principio no tiene ningún defecto”.
Otra frase común que se escucha seguido es que esa persona que nos generaba mariposas en el estómago “ya no es como antes”. Y claro que no es como antes, es necesario que así sea, que haya un cambio y que la pareja madure sin perder el encanto. ¿Serían expectativas realistas, esperar que la pareja siempre siga como al comienzo?
“Ahora bien: si a la crisis de una pareja o al final del un vínculo lo ponemos en términos mágicos, casi que no podemos hacer nada, solamente esperar a que pase un hada madrina y reactive el vínculo o quizás también que cupido trabaje horas extras y dispare una flecha especial justo justo hacía nuestra relación”, reflexionó Girona.
Según el especialista, es “mejor y más sano” ponerlo en términos más reales, como por ejemplo, “cambió el compromiso que él tenía conmigo”, o “ella ya no me respeta como antes”.
Nos resistimos a pensar que debemos esforzarnos por el vínculo del amor y cuidarlo como cuidamos tantas otras cosas. “Es la relación una entidad con peso propio y propia salud, conformada 100% entre los dos integrantes del vínculo y que respeta la ley de que ‘el todo es más que la suma de sus partes’. No pasa solamente por cuidar y estar atento a la otra persona -por supuesto que eso hay que hacerlo para tener una pareja sana-, además hay que estar atentos a cómo estamos nosotros mismos y cómo estamos nosotros dos como pareja”, analizó Girona.
Y remarcó: “Quizá, como en la mayoría de las relaciones, durante la etapa de enamoramiento las cosas realmente fluyen y la relación no implica demasiados esfuerzos, eso hace que nos mal acostumbremos a que todo lo que sigue también debería ser así. Y cuesta que después pensemos en esforzarnos por el vínculo”.
En cambio, sí es aceptada la idea del trabajo y el esfuerzo antes de que la relación comience, es habitual escuchar, especialmente a un hombre, decir que realizó “un trabajo fino” o que “remó” para conquistar a una mujer.
Pero extrañamente, este esfuerzo del comienzo es rechazado después. “La etapa de enamoramiento, si bien dura un tiempo determinado, le deja a la pareja un empujón para lo que sigue, es también el momento en donde se establece el contrato que se va a seguir por bastante tiempo hasta que llegue el momento de la renovación y su correspondiente renegociación”, destacó el especialista.
Porque puede ser muy lindo y romántico hablar del amor en términos de magia y hechizo, pero parece mejor hacerse a la idea de que los vínculos “se trabajan” y que si el deseo es “vivir felices y comer perdices” hay que esforzarse mucho en el día a día para que eso pase.