Nuevas tendencias de las relaciones imperiales

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San Salvador, martes 14 de de abril de 2015. / Foto Por Jorge Reyes

Por Ricardo Esmahan*

2015-05-27 1:55:00

“Imperio” es en la actualidad un concepto negativo y revisando en la historia el comportamiento de muchos imperios, es explicable por qué esta palabra tiene esta connotación. Pero imperio es también simplemente una descripción de una condición, muchas veces no planificada y no deseada. Es una condición que surge de un desequilibrio masivo de poder. De hecho, los imperios creados a propósito, como la Francia napoleónica y la Alemania nazi, en raras ocasiones han perdurado. En la historia, la mayoría de imperios no planean ser uno. Se convirtieron en uno y luego se dieron cuenta hasta dónde habían llegado. A veces por mucho tiempo no se dan cuenta, y el hecho de no poder ver la realidad tiene consecuencias enormes.

Me refiero de forma deliberada a los Estados Unidos de América como un imperio, sabiendo que este término es discordante. Aquellos que llaman a los Estados Unidos un imperio generalmente lo hacen queriendo darle un significado y sentido casi diabólico. Pero lo más importante es si los Estados Unidos piensa de sí mismo como un imperio y nada es más perjudicial que un imperio usando su poder sin cuidado.

Estados Unidos se convirtió en un imperio en 1945. La dinámica de la Segunda Guerra Mundial llevó al desplazamiento de la península europea y condujo a la ocupación de Japón y su gobernanza directa de los Estados Unidos como una colonia de facto, con el general Douglas MacArthur, como virrey.

La Segunda Guerra Mundial destrozó el impero del Japón y el control sobre la Europa occidental. Los Estados Unidos ganó poca o ninguna ventaja económica aferrándose a estos países. Los Estados Unidos puso fin a la Segunda Guerra Mundial y salió en gran medida entero y como uno de los pocos países que se beneficiaron de ella. El dinero iba a ser hecho en los Estados Unidos, no en el imperio. Los soldados y los generales querían volver a casa.

Estados Unidos no pensó en sí mismo como un imperio supervisor, ya que sin duda permitió a la periferia la autonomía política interna mucho más de lo que los soviéticos permitieron en su zona de influencia. Sin embargo, además de mantener una presencia militar, Estados Unidos organizó la economía europea (plan Marshall) y creó y participó en el sistema de defensa europeo.

Estados Unidos fue y es por mucho el mayor poder económico reportado por la historia, con un control completo de los océanos, con bases militares en todo el mundo, un comercio dinámico y un sistema de inversión que han beneficiado a países que le fueron estratégicos o al menos, para tomar ventaja de ellos. Se dice que fue en ese momento, en los albores de la Guerra Fría, que Estados Unidos comenzó a comportarse como un imperio.

La geografía del imperio estadounidense fue construida en parte sobre las relaciones militares, pero en gran medida por las relaciones económicas que estableció. Al principio, éstas eran bastante triviales para los negocios estadounidenses; pero a medida que el sistema iba madurando, el valor de las inversiones se elevó junto con la importancia de las importaciones, las exportaciones y los mercados de trabajo.

A medida que el imperio madura, aumenta su valor económico, sobre todo cuando no es coaccionando a otros. La coerción es cara y socava el valor de un imperio. La colonia ideal es aquella que no aparenta ser colonia, sino una nación que se beneficia de las relaciones económicas, tanto con el poder imperial como con el resto. La relación militar primaria debe ser de mutua dependencia, influencias mutuas, incluso con los impulsores del socialismo del Siglo XXI.

*Colaborador de El Diario de Hoy. 

resmahan@hotmail.com