Nuestra educación poco o nada reflexiona sobre el currículum

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elsalvador.com

Por Por Ricardo Chacón *

2015-05-23 5:00:00

Escuché un día de estos al presidente de la República esbozar una idea, como muchas otras ideas peregrinas que se cocinan en este gobierno, de incorporar una materia en el currículo escolar donde se estudie el pensamiento y obra del ahora beato, monseñor Oscar Romero. Me parece bien, excelente que las nuevas generaciones conozcan todo lo relacionado con el beato Romero, lo que no creo conducente es que esta sea una materia del currículo o plan de estudios, no porque no exista suficiente material, sino porque pareciera que no se conoce la lógica de un programa de estudios.

Bueno el mismo Ministro de Educación, esta semana cuando inauguraba un programa complementario en cinco escuela, donde se enseña y se práctica manualidades, hablaba de generar competencias nuevas a los alumnos, “más allá de las materias básicas” (me imagino que se refería a matemática, lenguaje o sociales). Pareciera que está fuera de la lógica que debe tener un ministro de educación sobre el papel del currículo escolar.

Los manuales básicos de pedagogía, incluso cualquier diccionario, nos dice que se trata del “método de organización de las actividades educativas y del aprendizaje en función de los contenidos, de los métodos y de las técnicas didácticas”. Esto, a vuelo de pájaro, supone al menos tres ideas: una, educar implica tener una visión de mediano y largo plazo para saber hacia dónde se va, cómo se aprende y qué se pretende edificar en los jóvenes para que se convierta en un hombre de bien; dos, esto requiere de pedagogía, obedece a un plan con metas claras y se rige por ciertos principios y conceptos; y tres, la intencionalidad de la educación, en términos de los resultados que se pretenden alcanzar en cuanto a la formación del ciudadano y del tipo de sociedad, se concretará mediante el plan de estudios, que actúa como un proceso operativo, en el que entra un conjunto de elementos (actores sociales, objetivos, recursos), que interactúan para alcanzar las intenciones educativas. (hay una amplia bibliografía al respecto, entre otros ver: http://didactica2004.galeon.com/cvitae969421.html)

Dicho en pocas palabras, y en este sentido las materias, o los contenidos específicos, no son más que la armazón que permite alcanzar los objetivos. En este contexto, de nuevo quiero citar el artículo, “Las claves del éxito educativo: el caso finlandés”, de la profesora de literatura en la universidad sueca de Lund, Ingel Enkvist, particularmente en el tema curricular.

“El currículo de 2004 habla constantemente de lo que el alumno debe saber y debe saber hacer. Entre las metas se incluye mostrar una actitud responsable y respetuosa; se habla de desarrollar la identidad finlandesa y europea del alumno…”, resume apretadamente Enkvist, además de plantear que la enseñanza de la lengua ocupa la mitad de las páginas del currículo, pero sobre todo, y en esto quiero enfatizar este día, “que para todos los grados y materias se especifica claramente lo que debe saber hacer el alumno, de tal forma, por ejemplo, que después del primer grado, el alumno debe haber aprendido a escuchar atentamente, formular preguntas y contestarlas. Debe saber trabajar sobre lo que ha oído, visto y leído…”

En segundo grado, explica el texto de Enkvist, “debe saber escribir, y no sólo con letra de imprenta, y debe dominar la ortografía de las palabras usuales. Después del tercer grado debe saber leer con fluidez y hablar sobre lo leído y, por ejemplo, saber anticipar lo que va a suceder en un texto, resumirlo y comentarlo”.

En definitiva, en lenguaje, como también ocurre en otras materias sean estas matemática, arte o religión, “se habla de estrategias para referirse a actuar con responsabilidad, aprender palabras y consultar diccionarios, es decir, lo que se llama estrategias es lo que se solía llamar buenas costumbres de estudio. En la secundaria los alumnos deben saber describir un texto desde el punto de vista de la sintaxis y del vocabulario…”

Finalizo con una idea que acá, en nuestro caduco, desordenado currículo salvadoreño importa mucho pero que en Finlandia las cuestiones se ven de otra manera: “En la escuela básica, los municipios tienen la obligación de ofrecer ciertas materias y cierto número de horas pero pueden añadir materias y horas por encima de este mínimo. Pueden organizar como quieran las pruebas, las notas, la enseñanza especial y los contactos con las empresas locales. Así es como combinan los finlandeses la centralización y la descentralización”.

*Editor Jefe de El Diario de Hoy.

ricardo.chacon@eldiariodehoy.com