MADRID. El empate cedido por el Real Madrid ante el Valencia (2-2) deja el título de Liga como un imposible para el equipo blanco, a cuatro puntos del Barcelona con seis por jugar, y a Iker Casillas hastiado de su situación, respondiendo por primera vez a los aficionados del Santiago Bernabéu que le señalan en cada acción.
Es una situación que se ha extendido durante toda la temporada y que en un momento en el que las cosas se tuercen definitivamente para el equipo era previsible que estallara. Casillas lleva meses aguantando silbidos de su afición, independientemente de sus actuaciones en los partidos.
Aficionados que acuden al Santiago Bernabéu sin olvidar un pulso que dejó marcado al capitán contra José Mourinho, señalado como uno de los principales culpables de que el portugués decidiese abandonar el barco madridista y hasta con una fama indemostrable de “filtrador” del vestuario.
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