??frica, al cruce de los caminos

[Una mirada a la problemática ] Seguridad, guerra, economía y sobrepoblación son algunas de las dificultades que enfrenta el continente africano en la actualidad.

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??frica, al cruce de los caminos

Por Por Pascal Drouhaud

2015-05-10 8:00:00

través de África, por Marruecos, Costa de Marfil, Congo, Kenya, África del Sur o Senegal, por Guinea, Burkina Faso, Malí o Uganda, veo este continente cambiar, evolucionar mientras persistencias de sus raíces quedan.

Mido cuánto este continente está confrontado desafíos como la urgencia de responder a su economía y a otras necesidades que se han vuelto primordiales, pues en los próximos 25 años doblará su población. Ahora cuenta con 1,100 millones de habitantes, en 2050 serán 2,000 millones viviendo en un continente de 30 millones de kilómetros cuadrados.

Hoy África representa 16 % de la población mundial, 6 % de la superficie terrestre y cuenta con 2,000 lenguas vivas. Unidad en la diversidad de los 54 países que la componen.

África es diversa, pero ¿qué habrá en común entre Marruecos, Kenya, Camerún, África del Sur e Egipto? ¿Entre Senegal y Costa de Marfil, Etiopía y Angola? Sin duda, una demanda social y demográfica a la cuales los países africanos deben contestar rápidamente, pensando en medio plazo.

La revolución numérica también tiene consecuencias. Los jóvenes, sobre todo en las ciudades, quieren tener acceso a las facilidades que ven, para muchos de ellos en lo virtual. La diversidad étnica favoreció un proselitismo político, pero los eventos populares demuestran cuanto África avanza y cambia. Por ejemplo, en Burkina Faso en 2014 se provocó la caída del Presidente local que corrió su candidatura una tercera vez cuando la constitución no se lo permitía, la alternancia en Nigeria que acaba de pasar con la elección del opositor Buhari, la democracia en Senegal o Costa de Marfil.

Pero a la vez, la diversidad tanto de geografía entre el desierto del Sahel y la selva del Ecuador, entre los valles y montañas del Kenya, los del África Central y el desierto sudanés o de Mauritania, como demográfica, con el Nigeria que se vuelve gigante con sus 175 millones de habitantes y el Gabón con su millón y medio de habitantes, suponen obligaciones regionales.

Y más que nunca en un continente donde ocho de 10 trabajadores prestan sus servicios en el sector informal y no estructurado. Siempre estuve impactado por centros de negocios como en Abuya, Johannesburg, Casablanca o El Cairo que pueden crecer cerca de sitios informales en Liberia, Sierra Leona, Guinea o El Congo. En este contexto África desde los años 1990 buscó nuevos socios para apoyar su desarrollo: desde entonces China popular se abrió espacios en el sector de las infraestructuras cuando Turquía, Marruecos y Sudáfrica están reforzando sus posiciones tanto como el Medio Oriente a través de los bancos islámicos.

Existen varias África. A nivel geográfico y cultural, tanto como lingüístico, podríamos decir que África del Norte y Oriental: de Marruecos a Argelia, de Tunicia, Libia a Mauritania, de Egipto al Sudán. La África del Oeste, del Senegal hasta el Burkina Faso, Níger y Nigeria. La África del Este: de Etiopía al Botswana. La África Central: del congo hasta el Chad y Angola, y por fin África austral, del Mozambico a África del Sur. Todas componen un continente que mezcla modernidad y tradición, con centros de desarrollo y sitios totalmente informales.

Desde varios años he podido constatar una nueva presión en África del Oeste, Central y por supuesto del Norte: la seguridad y la guerra que los movimientos integristas están librando desde años. En la década de los 90 Argelia había sido confrontada a un conflicto interno con los movimientos islamistas del GIA (grupo islamista armado y luego el grupo salafista para la predicación y el combate (GSPC).

En la década de 2000 el Estado argelí ganó el conflicto armado contra dichos movimientos que se aliaron a Al Qaeda para crear el movimiento del AQMI (Al Qaeda Magreb islámico) presente en la zona del Sahel, del oeste de mauritania al norte de Malí y este del Níger. La caída de Muammar Kadafi en Libia en 2011 sirvió de acelerador a una tensión militar en esta región que vivió una difusión de armas que los movimientos islamistas supieron usar. AQMI en el Sahel, Ansar Dine en el Norte Malí, Al Mourabitum (en el este del Malí y oeste del Níger). El Sahel se volvió en estos últimos años una región de lucha militar.

En enero de 2013 Francia intervino militarmente a petición de países de África del Oeste y sus aliados, para impedir que los elementos de AQMI que ocupaban el norte del Malí llegaran al sur y amenazarán la capital Bamako y desde luego, África del Oeste. La operación “Serval” con tropas francesas que mandó 2,000 soldados al suelo, del Chad, del Senegal, del Burkina Faso, del Togo, del Níger, de Guinea, impidió que AQMI lograra una ofensiva que había lanzado en enero de 2013.

Pero la presión permanece en una región que se debe proteger de riesgos de atentados islamistas. Por cierto, Francia siendo el blanco principal de AQMI, la región del Sahel puede volver un “back yard”, un frente atrás del conflicto que Francia está librando contra el jihadismo islamista. Los atentados de París en enero de 2015, la presencia militar francesa en el terreno Medio oriental de Siria, el reforzamiento militar en África del Oeste con el dispositivo “Barkhane” basado en el Chad después de la operación “Serval” de Malí demuestran el compromiso militar de un país (Francia) que tiene vínculos políticos y económicos permanentes con África del Oeste. Los lazos migratorios, el Malí y Senegal teniendo flujos migratorios de los más importantes en este región, participan de un compromiso global, que tiene repercusiones en el debate político nacional francés tanto como en el Europeo, que está enfrentado con valor este desafío de seguridad.

Por cierto, en estos últimos días se recordó que otros movimientos integristas están presentes con violencia en otros terrenos africanos. En Nigeria la secta Boko Haram dirigida por Abubokar Shekau, creada en 2009, ataca las fuerzas nacionales sobre todo en el norte del país. Todos recordamos la captura de 200 jóvenes en su escuela en Chebok, en abril de 2014, y la repulsión internacional a través del movimiento lanzado por la Primera Dama de Estados Unidos, Michelle Obama, “Bring back our girls”.

Desde entonces los combates siguen, países vecinos de Nigeria como Camerún y el Chad tienen que involucrarse para bloquear una expansión. Y por supuesto, en el Este del continente, en Kenya, los “Shebab” acaban de librar el dramático ataque contra la universidad de Garrifa en Nairobi , matando a 147 jóvenes en su mayoría cristianos, otro acto que repudió el mundo e ilustra la fuerza de estos nuevos conflictos, que constituyen tantas formas de guerras internas y guerras de guerrilla. “Shebab” es un movimiento integrista que nació en Somalia en 2006, inscrito en la lista de los movimientos terroristas de los Estados Unidos.

La movilización de los países africanos consternados por las amenazas como por ejemplo los de la Comisión de la Cuenca del Lago Chad (Nigeria, Níger, Camerún, Chad) contra en este caso Boko Haram indica el hecho de que la solución vendrá antes que todo de la movilización de los propios países atacados y de sus poblaciones, las cuales dichos movimientos intentan aterrorizar.

Estos conflictos en el Sahel, en Nigeria y en Somalia-Kenya constituyen el mayor desafío de seguridad de los países africanos, quienes a pesar de todo están comprometidos con el desarrollo . El acceso a una producción de energía importante, a una administración urbana en favor de un tratamiento de los desechos, del agua usada, infraestructuras en transporte, tanto como políticas en favor de las pequeñas y medias empresas suponen un acceso a financiamientos internacionales sostenibles y sólidos.

Las dificultades de unos para tener estos accesos explican la búsqueda de nuevos socios y la fuerte penetración de la China popular. Como lo vimos, todo está ligado al crecimiento económico que es necesario (actualmente 5 % al año al nivel del continente; 3.5 % al nivel mundial) pero no es suficiente, de manera paradójica en África para ser creador de empleos que constituyen la mejor respuesta al cruce de los caminos para volver el continente de lo posible a lo concreto y no solamente de un potencial permanente. Esa es la mata histórica que se está jugando ahora con este continente de culturas milenarias.