Más 540 homicidios en 28 días de mayo

Con esa cifra, se convierte en el mes más violento después de la guerra

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En El Salvador, 20 personas mueren a diario a raíz de la violencia criminal, en su mayoría atribuida por la Policía a las pandillas.

Por David Marroquín nacional@eldiariodehoy.com

2015-05-28 8:00:00

En 28 días de mayo, los grupos criminales asesinaron a más de 540 personas, un registro sin precedentes desde que se terminó el conflicto armado con la firma de los Acuerdos de Paz.

La violencia, que en su mayoría es atribuida a los grupos criminales como las pandillas, ha llevado luto y dolor a las familias de los más de 540 personas asesinadas entre el 1 y el 28 de mayo, según registros fiscales y policiales.

Con las cifras anteriores, el promedio se mantiene en 20 homicidios por día durante este mes, una cifra que no tiene precedente desde que culminó el conflicto armado en 1992. En mayo del año pasado, el promedio era de 14.

El informe señala que cuatro días de mayo tuvieron cifras que superaron los 30 crímenes diarios. Detalla el informe que el 4 de mayo murieron 33 personas; el 17 de ese mismo mes, otras 33; dos días después, 19 de mayo, asesinaron a 34 personas, y al día siguiente 31.

Solo tres días registraron cifras abajo de los 10 asesinatos; mientras que en el resto hubo más de 10 e incluso 20 al día.

El 19 de mayo es por el momento cuando se registró la mayor cantidad de asesinatos de este año. Según autoridades, la mayoría de los crímenes se concentra en la zona central del país, es decir en Cuscatlán, La Paz, San Vicente, Cabañas y La Libertad.

El área metropolitana de San Salvador también concentra un buen número de homicidios. Transcurridos 28 días de mayo se habían cometido más de 133 crímenes en el Gran San Salvador; seguida de la región oriental con 128 asesinatos, y occidente que es la zona donde menos homicidios se han dado, 77 en total.

En las últimas semanas, las maras han arreciado la violencia en La Paz, Cuscatlán, San Miguel y Usulután.

Con los 540 asesinatos cometidos en 28 días de mayo, ya suman 2,085 salvadoreños muertos en esta espiral de violencia en el transcurso de este año, lo que refleja un aumento de más de 624 crímenes con respecto a 2014.

Ante el repunte de la violencia, luego de la beatificación de monseñor Óscar Arnulfo Romero, el fiscal general Luis Martínez escribió en la cuenta de Twitter de la Fiscalía que “El Salvador no puede ser esclavo de las acciones de los terroristas pandilleros”. Y agregó que “el Estado no puede ser sometido por grupos criminales para nuestra posteridad y para todas las familias salvadoreñas que lo habitamos”.

Dijo también que “si alguien quiere ser complaciente con el dolor y luto que causan a las familias, que den la cara. Aquí ya no se puede andar con paños tibios. Nuestras familias no lo merecen”.

El ministro de Defensa David Munguía Payés aseguró ayer en el programa de opinión La República de Canal 33 de televisión, que “el incremento en homicidios tiene que ver con la operatividad PNC, pleito y depuración entre pandillas”.

Además, señaló que “tenemos suficientes elementos para sospechar que hay grupos de exterminio”.

El subdirector de la Policía, Howard Cotto, aseguró recientemente en una entrevista radial que la acción criminal de las pandillas está diseñada con “el motivo de generar presión al Gobierno para negociar”. Señaló que el incremento de los homicidios el pasado fin de semana, en San Miguel y Usulután, pudo tratarse de purgas internas entre las pandillas porque “han asesinado a sus mismos miembros por desconfianza y desleales”. Aseguró, además, que la mayoría asesinados era pandillero, según las investigaciones preliminares.

Destacó que se mantiene n las investigaciones de los grupos criminales que han arreciado la violencia en la zona oriental del país para desarticularlas. Señaló Cotto que el 30 por ciento de los homicidios ha sido cometido en 10 municipios considerados los más violentos.

En el documento del ENADE 2015 se señala que la tasa de homicidios es impulsada por muchos factores, tales como un aumento en la violencia relacionada a pandillas, una población de traficantes de drogas altamente armados; y el hecho de que muy pocas personas son sentenciadas por crímenes relacionados a homicidios.

“La mayoría de los criminales sabe que no será atrapado, castigado o sentenciado por los crímenes que comete”, se lee en el documento.