Aunque hoy, Día de la Madre, todos deseamos felicitar, agradecer y compartir con ella, también parece necesario escribir en su defensa, para demostrar que es indispensable, y que no puede ser sustituida, ni por un robot, ni por un programa de computación y mucho menos por un hombre.
El apoyo unánime de diputados de derecha a que nuestra Constitución reconozca el matrimonio entre hombre y mujer, así nacidos, no ratificado por el FMLN y GANA, ha dado lugar a diversos comentarios sobre si este tema es prioritario, ante tantas otras realidades dramáticas que aquejan a nuestra sociedad, considerando que matrimonio y familia deberían ocupar un segundo lugar, o mantenerse en el ámbito de la moral o la religión.
Las declaraciones de Dolce y Gabana y las ácidas respuestas de Elton John y Ricky Martin defendiendo su derecho a ser padre y madre, generaron encontradas opiniones: algunas defendiendo el apareamiento de parejas del mismo sexo y su derecho a adoptar hijos, y otras calificando el tema de irrelevante.
Muchos defensores de estas uniones son universitarios o profesionales jóvenes, con visión moderna, que presumiendo de apertura mental, consideran que el matrimonio no necesita defensores, porque casi está pasado de moda. Pero seguramente ninguno de estos abanderados de la modernidad, tuvo como mamá a un hombre.
Basta estudiar las características de una mujer, convertida en madre, para que el asunto quede totalmente fuera de discusión. La mujer es feliz si hace felices a los demás, con un sacrificio escondido y silencioso. Es capaz de renunciar a su comodidad, para beneficio de sus hijos. Resiste con estoicismo el dolor y el sufrimiento, desde el parto, hasta los muchos golpes que le dará la vida, en el largo recorrido que le espera, hasta hacer de sus hijos seres mejores que ella, capaces de enfrentar la vida con alas propias. Tiene la valentía de renunciar al triunfo profesional, cuando su carrera puede ser un impedimento para la educación de sus hijos. ¿Podrá algún hombre desempeñar semejante rol, y sentirse además satisfecho?
Existen dolorosos testimonios de criaturas que han tenido la desgracia de ser adoptadas por parejas del mismo sexo, aunque en el plano material no les haya faltado nada. ¿Cómo entender la angustia de una adolescente, cuya mamá (hombre) desconoce lo que experimentará física y emocionalmente, cuando le llegue la menstruación? ¿Su terror ante la amenaza de que diferentes parejas de sus masculinos progenitores, puedan acercarse a ella con intenciones de violarla? Habiendo ya sufrido la humillación de que la llegue a recoger al colegio una mamá con barba y bigote, a quien tiene que felicitar en el Día de la Madre.
Convendría que quienes consideran que el tema del matrimonio y la familia no son relevantes, se tomaran la molestia de investigar cuál fue la causa de que miles de jóvenes se integraran en las pandillas, para descubrir que la gran mayoría de ellos crecieron sin familia, y han encontrado en esas organizaciones criminales, el apoyo que les faltó, porque el problema principal en nuestro país es la desintegración familiar causada por la migración y las remesas. Cuántas mujeres, abandonadas por un irresponsable, justifican la sentencia de un sabio profesor salvadoreño: “El reto del país es elevar al macho a la categoría de padre”.
Que la madre es y seguirá siendo indispensable e insustituible, lo expresó bellamente un inspirado poeta: “Si tienes una madre todavía, da gracias al Señor que te ama tanto”. Y si ya no está, y goza de la presencia de Dios, agradezcamos además, que haya sido mujer.
*Columnista de El Diario de Hoy.