El vaso de leche con agua según la versión de Cantinflas

Quiere esconder la falta de medicinas en los hospitales y los atropellos al personal médico, las carencias en instituciones de servicio, los deficientes suministros de agua, el deterioro de las calles y los terribles atascos causados por esa ocurrencia suprema, la del Sitramss.

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2015-05-18 5:00:00

“…una patria sin hijos es como una rosa sin perfume, un café sin azúcar o un vaso de leche sin agua…”, dijo Cantinflas en una memorable alocución en la película “Un día con el diablo”.

Se pensaba que el reparto del vaso de leche a los escolares era una de las ocurrencias cumbre del previo y funesto régimen, hasta que la semana pasada un diputado de partido chico dijo que la gran prestación social era propuesta suya, que era necesaria para ayudar a los niños escolares “que con frecuencia llegan sin desayunar” y etcétera.

Nadie certifica, por imposible, cuántos de esos vasos de leche van sin agua y cuál es la condición de esa leche. En cuanto al costo del programa, lo probable, conociendo las mañas del régimen, es que se cobre por cien litros pero se entreguen veinte.

A ello se agrega que a la mayor parte de niños los pediatras les suprimen la leche para darles fórmula, sustitutos, incaparina o leche de soya, pues la leche —excelente cuando es materna tanto para los terneritos como para los niños— puede enfermarlos. Un buen número de escolares la botan o la toman como quien tiene que tragarse una medicina.

Lo que importa es la foto, mostrar a funcionarios rojos repartiendo los vasos de leche, que sólo Dios sabe si llegó en buen estado, si la refrigeraron para transportarla, si los recipientes en que la vierten son asépticos, si los vasos están limpios…

Una vez que toman, si es que lo toman, el vaso de leche, esos escolares van a sus centros, donde con frecuencia no hay agua potable, los servicios son deficientes, los techos podridos, las paredes y las instalaciones inseguras, todo parte de la deuda pendiente que los últimos ocho años de desgobierno tiene con el país.

Si de contribuir a la nutrición de escolares es lo que se trata, lo procedente es elaborar bebidas que puedan guardarse sin refrigeración, selladas, como la Incaparina u otras fórmulas, en la misma manera como los adultos toman sus refrescos y bebidas sin tener que refrigerarlos o verse obligados a examinarlas una a una para saber que son seguros.

Igualmente pueden elaborarse galletas o pan dulce con buenos contenidos nutritivos y que tengan una duración adecuada para los niños, lo que tendría además la ventaja que puede licitarse su suministro a fabricantes o reposteros certificados, lo que agrega a la transparencia: no es un lechero desconocido sino un fabricante cuyas instalaciones pueden inspeccionarse, como se inspeccionan las que exportan alimentos o medicinas al exterior.

Todo son meneos y humo para tapar los fracasos

El vaso de leche, los zapatitos, las bolsas de semilla son parte del show con que el régimen quiere esconder la falta de medicinas en los hospitales y los atropellos al personal médico, las carencias en instituciones de servicio, los deficientes suministros de agua, el deterioro de las calles y los terribles atascos causados por esa ocurrencia suprema, la del Sitramss.

Es también parte de la cortina de humo con que pretenden que la población se olvide de la violencia, de cómo las pandillas toman barriadas enteras y expulsan a los dueños de los inmuebles en ellas, de las extorsiones, de la inseguridad que llevó a la cancelación de un gran número de cruceros turísticos.

Los meneos para tapar fracasos son a lo Cantinflas: pocos se engañan.