Economía no despega en 1er. año de Sánchez Cerén

La burocracia es una de las constantes en el Gobierno. Las relaciones entre sector privado y gobierno se mantienen tensas a pesar de las promesas que se hicieron. Empleo e inversión siguen siendo sus grandes retos

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Los empleos no crecen al ritmo de la demanda laboral. El sector construcción, uno de los rubros que más genera empleos, tuvo una caída de más del 10 % en 2014. foto edh / archivoEl Diario de Hoy ha documentado las veces en que el presidente de la República ha prometido reactivar la economía naciona

Por Karen Molina negocios@eldiariodehoy.com

2015-05-29 8:00:00

“Nuestra primera apuesta es el desarrollo económico”, dijo el presidente de la República, Salvador Sánchez Cerén, en su primer discurso de toma de posesión el 1 de junio de 2014.

Un año después, el enunciado sigue siendo un reto para el mandatario, pues a pesar de sus promesas de transformar la productividad nacional, crear una economía más inclusiva, atraer más inversión y mejorar las condiciones de los trabajadores, la economía aún no despega.

En su primer año de trabajo persisten las quejas por la burocracia, un clima de inversión deprimido y un mínimo crecimiento económico que no logra aumentar el número de empleos formales entre la población económicamente activa.

Las únicas cifras que suben siguen siendo el gasto corriente y la deuda.

Por otra parte, el desarrollo económico que Sánchez Cerén prometió desde su primer día se anclan en proyectos que no dependen tanto del Gobierno sino más bien de Estados Unidos, como Fomilenio II y la Alianza para la Prosperidad, que aún no comienzan y que, además no tendrán frutos palpables sino hasta dentro de algunos años.

Otros de sus proyectos ni siquiera se han concretado, como es el caso de Petrocaribe, que fue el primer anuncio en materia económica que hizo el mandatario, pero que ahora es “un cadáver”, según dice el economista Rigoberto Monge.

A pesar de que este es el segundo mandato presidencial del FMLN, los economistas señalan que “no hay una política económica definida” y que los logros que el incremento de apenas 0.7 % del PIB, que se ha logrado entre febrero de 2014 y febrero de 2015, se debe únicamente al esfuerzo propio de los empresarios, que pese a ser el blanco de ataques de más impuestos no han dejado de mantener su producción y exportar a otros destinos.

De hecho es el sector exportador uno de los que más ha crecido en el último año, aunque según Rigoberto Monge, su aumento se debe, en gran parte, a la recuperación económica de Estados Unidos y Europa y al crecimiento del empleo formal en estos países.

También ha contribuido la exportación de más de 55 mil toneladas de azúcar a China, después que el Gobierno levantara las restricciones que tenía contra ese país asiático ante la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Sin embargo, el sector construcción, que depende en gran medida de la inversión pública y de los trámites gubernamentales y además es uno de los que mayores generadores de empleo, es el más decaído en la economía nacional. Éste sector decreció 10.4 % en 2014

El ex ministro de Hacienda y analista económico, Manuel Enrique Hinds, dijo que una de las fallas que ha tenido el Gobierno para mejorar la dinámica económica es que ha centrado sus esfuerzos en medidas que no tienen ningún valor agregado y que además, son aisladas.

Para el caso, el Pacto Nacional por el Café que entregó unos siete millones de árboles a los caficultores, y que se promociona como un gran logro en la agricultura, solo logró reactivar el 3% del parque cafetero, mientras que otros sectores que retribuyen a la economía con más rapidez, como el comercio y servicios, no han crecido con firmeza.

El sector industrial también creció 2.6 %, potenciado por el rubro textil, que logró aumentar sus exportaciones a través de productos más elaborados, pero no por las políticas gubernamentales.

Todo este moderado crecimiento se ha traducido en menos oportunidades de trabajo para la población.

Los datos indican que en el último año solo se han creado ocho mil plazas de trabajo formales cuando se estima que cada año surgen 60,000 nuevos jóvenes que buscan empleo. “Eso es solo el 10 % de lo que el país debería estar generando para reactivar la economía”, dijo el economista Rigoberto Monge.

“A los trabajadores les digo que fortaleceremos las condiciones para generar empleos dignos con salarios justos y que defenderemos su dignidad y sus derechos laborales.”, fueron las promesas económicas del mandatario. Esa promesa sigue pendiente.

Inversión

Otra de las grandes promesas económicas de Sánchez Cerén fue trabajar de la mano con la empresa privada con el fin de mejorar la atracción de inversión a través de una mayor seguridad jurídica.

“Para generar más confianza en los empresarios, vamos a seguir fortaleciendo las instituciones, trabajando con reglas claras y continuaremos garantizando la seguridad jurídica del país”, dijo.

Pero a pesar de esta promesa, las relaciones con la empresa privada han continuado tensas. La aplicación de nuevos impuestos de forma apresurada así como las medidas de presión para que las empresas paguen sus impuestos son medidas que aún crispan las relaciones entre ambos sectores.

“La zozobra de nuevas reformas tributarias siguen siendo la espada de Damocles para el sector privado”, dijo Monge.

Pese a que el Presidente de la República ponderó los asocios público-privados como la panacea para mejorar la inversión pública, muchos de ellos aún no se han concretado.

Millonarias inversiones como una nueva planta de gas natural que construiría Energía del Pacífico en Acajutla aún esperan los trámites gubernamentales y así, otros 20 proyectos de construcción que, se supone, darán un giro a la actividad productiva.

Las declaraciones de ataque del presidente Sánchez Cerén contra la Sala de lo Constitucional, también han significado para el sector empresarial, una muestra de que la seguridad jurídica sigue vulnerable y por tanto, los ánimos para invertir siguen decaídos.

En su último informe de coyuntura económica, la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades) destacó que la economía sigue estancada, en un ciclo de bajo crecimiento y con una inversión privada deprimida que todavía enfrenta un clima de inseguridad e incertidumbre.

“Cada vez que hay ataques a la democracia se va la inversión”, dijo el director del departamento económico de Fusades, Álvaro Trigueros.

En infraestructura, Sánchez Cerén prometió continuar con el proceso de ampliación del Aeropuerto Internacional de El Salvador, modernizar las fronteras terrestres y la ampliación del Puerto de Acajutla así como continuar con la construcción de un baypás en San Miguel.

Pero a un año de su mandato, el Puerto de Acajutla solo ha tenido una inversión cosmética en una de sus principales calles de acceso al muelle y el Aeropuerto solo ha cambiado de nombre.

El baipás de San Miguel apenas ha recibido los primeros fondos hace unas semanas, por lo que su construcción va para largo. “Para poner a El Salvador en una mejor posición de competitividad, vamos a trabajar para atraer más inversión. Fomentaremos la producción nacional de valor agregado, incentivaremos a las empresas exportadoras e invertiremos en ciencia y tecnología”, prometió.

Pero la inversión aún no llega. El alza en los homicidios en los últimos meses ha complicado aún más la atracción de inversión.

Las micro y pequeñas empresas, a quienes ha querido incluir en el desarrollo económico, han pagado las consecuencias de los impuestos que el Gobierno ha querido aplicar a las grandes compañías, como por ejemplo, el impuesto del 1 % a los ingresos netos, que ya fue declarado inconstitucional por la Corte Suprema de Justicia.

Las únicas cifras que van en ascenso son el gasto corriente y la deuda, que también le acarrea al fisco más pago de intereses.

Solo en el primer año de Sánchez Cerén, el Gobierno se ha endeudado con más de $787 millones, sin contar con la nueva emisión de $1,300 millones que contrajo en las últimas sesiones plenarias de la legislatura pasada. El endeudamiento ha sido para más gasto corriente, como los paquetes escolares y otros programas que no tienen una medición de impacto.