La muchachita que jugaba de ir a la escuela

La mayoría de escuelas donde, en teoría, se imparte computación, no cuenta con los equipos ni los programas ni la conexión a Internet. Y en muy pocas escuelas se reciben libros de texto

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elsalvador.com

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2015-05-31 5:00:00

Mi hermanita jugaba de que iba a la escuela…”.

La muchachita, Fátima Yesenia, no pudo realizar su sueño, pues los forajidos que asesinaron a su madre también le dieron muerte a ella, una criatura de cuatro años.

Nunca nadie imaginó los extremos de violencia, de enajenación, en que iba a hundirse el país como resultado de las agitaciones comunistas de los últimos setenta años, empujado por los odios y los complejos sociales…

En El Salvador muchos niños tienen la suerte de ir a escuelas en las que hay maestros dedicados, instalaciones con un buen mantenimiento y mobiliario, sanitarios utilizables y que funcionan en comunidades tranquilas, libres de violencia.

Otros, infortunadamente, se ven forzados a recibir sus clases en condiciones precarias, en inmuebles ruinosos, bajo la amenaza de pandillas.

Y hay niños que no van a la escuela por los riesgos que corren.

El mayor problema coyuntural que afrontan escuelas, alumnos y docentes es la no entrega de los bonos de funcionamiento que, durante las presidencias de ARENA, se recibían a principio del año pero que con los comunistas se entregan casi al final.

Esos complementos a presupuestos y salarios sirven para reparar locales, adquirir servicios, pagar auxiliares, comprar alimentos… lo normal en todo centro de estudios.

Y la mayoría de escuelas donde, en teoría, se imparte computación, no cuenta con los equipos ni los programas ni la conexión a Internet.

Y en muy pocas escuelas se reciben libros de texto como era el caso antes del actual descalabro.

Algo peor sucede con los institutos especializados, que tampoco disponen del equipamiento adecuado, auxiliares didácticos, bibliotecas y salas de computación. El caso más triste es el de los centros especializados del oriente de la República, que iban a funcionar, en forma paralela, con el Puerto de La Unión, pero al paralizarse la puesta en marcha de ese gran puerto —por razones muy misteriosas pues es estar loco o estar muy presionado para que no haya puerto—, el proyecto languidece y languidece la zona oriental fuera de unas escogidas poblaciones.

¿En qué condiciones habría ido a la escuela la muchachita que soñaba con hacerlo?

La escuela y el trabajo son los grandes educadores

Hay otra faceta: educan a los niños para leer o textos muy nocivos, las consabidas novelitas de guerrilleras, u obras sin valor, comenzando por “soy puta” y “puta vieja” y libritos de camaradas con alucinaciones literarias.

A ello se suma la supresión de la enseñanza de la lectura en el kinder, lo que es un desperdicio muy grande de esas maravillosas edades.

La enseñanza es un fundamento de lo colectivo como son las políticas económicas y lo relacionado con la seguridad pública. No se puede esperar que un país se desarrolle y los niveles de vida de los pobladores se eleven, si no hay grupos debidamente educados, con ambición de progresar y con las herramientas intelectuales para hacer cosas valederas.

Y en esto vale tanto lo que se enseña y entrena en los centros formales de enseñanza, como en el trabajo y la vida diaria. Y, para el caso, está la experiencia con el establecimiento de una división de la Texas Instruments hace medio siglo: allí llegaron jóvenes inteligentes pero sin mayor formación y de allí salieron grandes técnicos y profesionales.

El gran reto es reformar la enseñanza y ponerla a la altura del tiempo.