Sepultan a madre e hija atacadas en Panchimalco

En Santa María, Usulután, también enterraron a una pareja de esposos que fue ultimada frente a sus cinco hijos.

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Varias niñas cargaron el ataúd de Fátima Ortiz, de 4 años, hasta el cementerio. Foto EDH /L. Lemus

Por ??scar Iraheta sucesos@eldiariodehoy.com

2015-05-19 7:00:00

Reina Isabel Ortiz, de 38 años, y su hija Fátima Yessenia, de cuatro, fueron enterradas ayer por la mañana en la misma tumba.

Decenas de amigos y vecinos del cantón Las Crucitas, en Panchimalco, se fueron a despedir de ellas por última vez.

El domingo pasado, ambas fueron ultimadas a balazos por pandilleros mientras dormían en su modesta vivienda.

El féretro de Reina era cargado por un carro de una funeraria, mientras que el de Fátima por un grupo de adolescentes, quienes eran amigas y vecinas de la familia.

El ataúd de la niña a penas pesaba, pues Fátima era indefensa e inocente.

Con rostros conmovidos, decenas de habitantes del municipio salían a las calles a ver la caravana fúnebre y más de alguno condenó el cobarde ataque.

“Qué podría deber esa niñita para que la hayan asesinado esos ingratos”, comentó una señora de avanzada edad.

Tras la muerte de la niña y su madre quedan un esposo viudo y cuatro niños en la orfandad.

El más golpeado por la escena de ayer fue el hijo mayor de la pareja, quien tuvo que ser auxiliado por otras personas al no soportar el dolor de haber perdido a su madre y a su hermana.

Según la Policía, un grupo de pandilleros habría matado a la señora porque ella habría testificado contra cinco delincuentes que están siendo procesados por el asesinato de su hermano.

Mientras madre e hija eran sepultadas, en Santa María, Usulután, otra familia enterraba Ana Agustina Argüello, quien era madre de cinco niños con edades entre nueve años y 10 meses.

La mujer fue asesinada la noche del domingo junto con su esposo, José Alejandro Cruz García, en el cantón Mejicapa.

Los parientes de la señora no pudieron hacerle un velorio, pues son de escasos recursos económicos y no pudieron pagarle a una funeraria para que la preparara, ya que el cadáver estaba descomponiéndose.

Ayer, tras salir de Medicina Legal de Usulután, los dolientes se fueron directo al cementerio.

En horas de la tarde fue sepultado el esposo de Ana Agustina. En ambos sepelios los ausentes fueron los cinco niños que han quedado en la orfandad.

Hasta ayer por la tarde, las autoridades no informaban quiénes y por qué le arrebataron la vida a la pareja.