¿Es Julio Olivo el único culpable?

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Ramiro Cepeda, ex técnico del Alianza. Foto EDH.

Por Por Marvin Galeas *

2015-04-08 5:00:00

Si algo hay que admirarle a Julio Olivo, es la serenidad o frialdad con la que ha actuado ante el público y los medios de comunicación, tras el desastroso desempeño de la institución que preside antes, durante y después de las elecciones para alcaldes y diputados en marzo pasado. El hombre se gasta una especie de piel de cocodrilo resistente a las críticas y burlas. Contrario al otro presidente, el de la Asamblea Legislativa, don Julio no pierde la compostura.

En las redes sociales el presidente del TSE ha sido linchado, blanco de todo tipo de ataques. También ha sido señalado, a veces hasta con saña, en blogs y columnas periodísticas de diferentes medios. El proceso electoral ha sido el peor que hemos vivido desde el fin de la guerra: apertura tardía de centros de votación, actas mal hechas, millares de votos desaparecidos, una desesperante y sospechosa lentitud en el conteo y un largo etcétera.

Pero el señor presidente alega que todo ha estado bien, y que de las pocas cosas que salieron mal, otros son los responsables. A pesar de todo Olivo no es el único culpable de lo ocurrido en las pasadas elecciones. El mencionado señor es el presidente, pero no solo él conforma el TSE. Si bien es entonces el máximo responsable de del desmadre, no es el único.

Algo que hay que apuntar es que los tiros contra Olivo provienen desde todos los flancos. Es igual que lo que ocurre con el presidente de la Asamblea Legislativa, las críticas contra él (y allí si de la actuación criticada, él es el único responsable) vienen de todas partes.

Pero tanto al presidente del Tribunal Supremo Electoral, como al de la Asamblea Legislativa los nombró el FMLN. También nombró al encargado del SITRAMSS y de la seguridad pública. Y a todos los demás funcionarios contra los que hoy tanto se despotrica.

¿Pero quién eligió al FMLN como partido de gobierno? Digo ¿quién eligió al que eligió a tan mediocres funcionarios? Pues los que votaron por ese partido, los que no fueron a votar e incluso las gentes que llamaron a anular el voto como una forma de protesta.

La democracia, es decir el sistema que permite que sea la mayoría de los electores la que elige a los gobernantes, es sin duda el mejor sistema político, pero no es perfecto. Y una de los principales defectos, es que en muchos países pone en manos de mayorías desinformadas y manipulables el poder de colocar en el gobierno a partidos y presidentes que son una verdadera calamidad.

Hace unos meses, un sujeto que tiene el título de ingeniero civil, se plantó frente a mí en un evento social y me dijo más o menos lo siguiente: “Mire yo le acepto que estamos mal en seguridad, que las carreteras se han arruinado, que el crecimiento económico no es el mejor, que somos el país que menos inversión extranjera atrae, que las extorsiones han aumentado como nunca… todo eso es cierto”, me dijo, “pero acepte que en lo social hemos avanzado”.

No dije nada porque francamente no sé qué implica eso de que “en lo social hemos avanzado”. Sospecho yo que lo que algunos quieren decir con eso de “los avances sociales”, es que ahora hay un gobierno que habla en nombre de los pobres y despotrica contra la “derecha oligárquica”. Es más. Alguien me dijo que por fin hubo un presidente que le cantó sus cuatro verdades a “la oligarquía”.

Si es eso lo que se entiende por avance social, ¿en qué beneficia tal cosa, que no son más que palabras, a los pobres? Hablar en nombre de los pobres y atacar a la oligarquía, es la esencia del socialismo del Siglo XXI. Un buen negocio que le permite a la Kirchner tener una colección de Rolex, a las hijas de Chávez viajar por todo el mundo, a los usuarios de aquí convertirse en “oligarcas” por la vía express.

* Columnista de El Diario de Hoy.