Un sube y baja en un parque residencial de Honduras fue suficiente para que un policía y un soldado se dejaran llevar por sus emociones y por segundos dejaran ver ese niño que todos llevamos dentro.
La tierna imagen a la que ha tenido acceso EL HERALDO no sólo demuestra que más allá de dos hombres rudos revestidos de armas y autoridad, hay dos seres humanos con sentimientos y pasiones.
El policía preventivo y el soldado por un instante se olvidaron del peligro que acecha las calles de este país que registra un promedio de 13.8 muertes diarias.
A lo lejos se observan sus rostros cargados de felicidad, disfrutando como si se tratara de dos niños de ese momento glorioso.
Tomado de El Heraldo