LA UNIÓN. Pequeños ranchos de bahareque, plástico, cartón y latas, varios de ellos a punto de desplomarse, sirven como casas, que habitan nueve familias del caserío El Quebradón, del cantón El Gavilán, en la jurisdicción de El Carmen.
Son familias de limitados recursos económicos, donde los hombres del hogar se dedican a la agricultura y labores de jornalero y lo que ganan les sirve solo para alimentar a sus familias.
Tienen más de 15 años de residir en el lugar y sus ranchos se dañan constantemente por las altas temperaturas que facilitan el deterioro del plástico con el que están forrados.
Ever Cruz , habitante, dijo que cada dos años deben estar cambiando el plástico que les sirve de pared y que “las altas temperaturas, el calor los esta dañando más seguido”.
Temen que con la llegada del invierno el agua se les filtre por los agujeros que hay en los techos y las improvisadas paredes.
Aseguraron que por años han esperado en las promesas de los diferentes candidatos a alcaldes la ayuda ofrecida como donación de láminas, situación que se repite con la llegada de cada campaña electoral y que desaparece con la toma de posesión de los ediles.