El pequeño Froilán cerró sus ojos tan solo unas semanas después de haber cumplido los 10 años, y tras una lucha intensa con su problema de intestino corto, por el cual estuvo ingresado en el Hospital de Niños Benjamín Bloom y fue sometido a unas 17 cirugías.
Flor Elizabeth, su madre, confirmó ayer por la tarde que el niño murió el jueves a las 10:20 de la noche en el mencionado hospital donde estaba internado desde febrero pasado.
“Le celebramos el cumpleaños en el hospital el 22 de febrero”, recuerda Flor .
La progenitora, quien vive en un mesón del barrio Santa Anita, explicó que su hijo tuvo tres paros cardíacos como resultado de su deteriorado estado de salud. Y añadió que lo que terminó de complicar el estado del pequeño fue que lo atacó una bacteria que adquirió en el centro asistencial y la cual ha estado circulando en las últimas semanas.
El pasado 24 de marzo este periódico dio a conocer que una bacteria multirresistente a antibióticos llamada acinetobacter baumann estaba afectando a los pacientes del hospital. Debido a lo anterior un grupo de bebés ingresados en el Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN) había sido aislado.
Pero la madre no especificó el nombre de la bacteria que afectó a Froilán.
En medio de su dolor, esta madre aprovechó para agradecer a todas las personas que de una u otra manera le tendieron la mano a ella y a su hijo para luchar con la enfermedad que le impidió llevar una vida normal.
“Les agradezco bastante porque me ayudaron con mi niño, porque no ha sido fácil estar con él en esa condición”, dijo mientras velaba el cuerpo de su pequeño en la sede que la Cruz Verde Salvadoreña tiene en las cercanías de su vivienda.
Una de las últimas publicaciones que este periódico realizó sobre el caso de Froilán, en mayo de 2014, daba cuenta que a sus nueve años el infante había sobrevivido a 17 cirugías.
Para entonces Flor Elizabeth aún tenía la esperanza de que una intervención quirúrgica más podría significar una mejoría en las condiciones de vida de su hijo.
Y es que tras diferentes cirugías el pequeño aún tenía una fístula (conexión o canal anormal entre órganos, vasos o tubos) en su intestino.
Debido a esa condición, debajo de su ombligo fluía parte del líquido que resultaba de la digestión de los alimentos.
Gracia Serrano, administradora de la página de Facebook del grupo Salvemos a Waldemar, dijo que la muerte de Froilán les ha causado mucha tristeza porque estuvieron cerca de su causa durante los últimos dos años.
El grupo lleva el nombre de Waldemar, un pequeño que falleció también luego de luchar también con un problema en su intestino.
“Los fines de semana que podíamos lo visitábamos y por parte de los involucrados se hizo lo humanamente posible por el niño”, explicó la voluntaria del grupo Salvemos a Waldemar.
“Es supertriste porque es un niño que sufría con un padecimiento para el cual no había cura y sufrió mucho más por las limitantes en que vivía su familia”, subrayó Serrano.
El grupo lo ayudó un poco a disfrutar de momentos propios de la infancia pues le compraban juguetes, le sacaban a comer, le celebraban los cumpleaños y además veían que no le faltaran los medicamentos e insumos.
“Creo que nunca he conocido un niño más valiente. Vivió para su mamá. Aguantó hasta el final por no dejar a su mamá. Estaba sufriendo bastante y se fue deteriorando su salud un montón”, añadió tras recordar que durante un tiempo pudo volver a la escuela.