Para la profesora Amanda (nombre ficticio) cada día es una nueva lucha para sobreponerse al problema de hipertensión arterial y a agudos dolores en las rodillas que no le permiten caminar mucho ni estar de pie dictando clases frente a sus alumnos.
Sin embargo, cuando el reloj marca las 6:15 de la mañana la profesora ya está en la escuela que tanto quiere, lista para empezar su jornada y dar lo mejor de ella a los niños.
La educadora, quien ya tiene 59 años de edad, 36 de fungir como educadora y 19 de lidiar con la hipertensión, sostiene que la situación de salud que vive es complicada pues se cansa y se desequilibra con facilidad, sobre todo cuando los estudiantes no acatan las reglas de la institución y se resisten a que los disciplinen.
“Nosotros hacemos todo en las escuelas. No es cierto lo que se dice de nosotros que no hacemos nada por la juventud. Hacemos mucho y no tenemos asistencia, ayuda, colaboración de los padres de familia en cuanto la educación de sus hijos. Quieren que todo lo hagamos nosotros. Estar en esta situación nos desgasta”, lamenta.
Amanda, quien vive en una localidad afectada por la violencia y trabaja en un centro escolar de la capital que también está en una comunidad difícil, forma parte de un grupo de educadores con enfermedades crónicas que desde hace cuatro años han solicitado al gobierno que propicie un decreto que les permita retirarse de las aulas con una compensación económica.
La gestión a la que se refiere la profesora ha estado a cargo del Comité Pro Retiro Digno de Bases Magisteriales.
Según explica esta docente, los salarios que devengan los profesores son muy bajos y el dinero que reciban como parte del retiro permitirá que muchos puedan cancelar deudas contraídas para salir adelante con sus compromisos familiares.
“Los maestros por el salario que tenemos, que es muy bajo, vivimos endeudados y necesitamos cancelar deudas para poder quedarnos viviendo con la pensión que es tan poquita que nos dan. Que al menos nos sirve para cubrir la alimentación”, externó.
La educadora, quien trabaja solo en un turno, explicó que para cubrir sus gastos durante muchos años también trabajó como comerciante, algo que ya no puede hacer por sus dolencias.
Ante este panorama la experimentada profesora confía en que el Ministerio de Educación gestione pronto ante la Asamblea Legislativa el decreto de retiro voluntario que le permita dejar de ejercer y dejar el espacio para que otros educadores, jóvenes, entren a trabajar al sistema público.