La homilía de la misa Crismal del pasado Jueves Santo que se celebró en la Basílica de San Pedro, rememora “el día de la institución del sacerdocio”, por ello estuvo dedicada a los consejos para los sacerdotes y a la “belleza” del cansancio por esmerarse a atender a los fieles.
En ella, el papa Francisco criticó a los curas diciéndoles que no pueden ser “pastores con cara de vinagre, quejosos ni, lo que es peor, pastores aburridos”.
El papa explicó que los servicios que ellos realizan y la cercanía a la gente, cansa, pero resaltó que se trata de un cansancio del bueno, lleno de frutos y de alegría.
El sumo pontífice dijo que a pesar de esta fatiga, los sacerdotes no pueden tomar ese comportamiento, pues por el contrario existe la necesidad de pastores con olor a oveja y sonrisa de padre, “nada que ver con esos que huelen a perfume caro y te miran de lejos y desde arriba”.
El papa Francisco repasó los deberes que tienen los sacerdotes, señalando que “son tareas en las que nuestro corazón es movido y conmovido. Nos alegramos con los novios que se casan, reímos con el bebé que traen a bautizar; acompañamos a los jóvenes que se preparan para el matrimonio y a las familias; nos apenamos con el que recibe la unción en la cama del hospital, lloramos con los que entierran a un ser querido”.
“Nuestra fatiga es preciosa a los ojos de Jesús, que nos acoge y nos pone de pie”, dijo.