BUENOS AIRES. Al fiscal Alberto Nisman lo condujeron hasta el baño, le obligaron a hincar la rodilla derecha en el suelo y le reventaron la cabeza con un disparo de la pistola Bersa Thunder calibre 22 que se encontró junto a su cadáver.
Así de cruda es la conclusión a la que llegan los peritos contratados por la exmujer del fiscal, la jueza Sandra Arroyo, que la semana pasada adelantó sólo algunos puntos de un informe de 93 páginas que Ayer publicó el diario La Nación.
Los expertos que elaboraron el informe a petición de la parte querellante (representada por Arroyo en nombre de sus dos hijas menores) estaban citados a declarar ayer ante la fiscal Viviana Fein, encargada del caso.
En la presentación del informe, Arroyo aseguró la semana pasada que Nisman fue víctima de un homicidio y, sin citarlo, apuntó como principal sospechoso a Diego Lagomarsino, el técnico informático que le prestó la pistola a su jefe y que fue supuestamente la última persona que vio al fiscal con vida, el sábado 17 de enero por la tarde, un día antes de que Nisman fuera hallado muerto en su apartamento del barrio porteño de Puerto Madero.
“Fue un magnicidio de consecuencias impredecibles”, clamó Arroyo el jueves pasado.
El informe del equipo de peritos, coordinado por el prestigioso médico forense Osvaldo Raffo, de 84 años, sostiene que para llegar a esa conclusión tuvieron en cuenta que Nisman no tenía marcas de golpes en la espalda, ni en la cabeza, ni en brazos o piernas. Según el informe al que ha tenido acceso el diario La Nación, la sangre que cayó sobre el bidet del baño brotó desde una altura baja, por lo que el fiscal debía estar arrodillado cuando recibió el impacto de la bala.
Para los peritos, una de las pruebas concluyentes sobre la posible intervención de un homicida es la mancha de sangre que vieron en la mano izquierda de Nisman: “Como si algo o alguien manchado de sangre hubiese tomado la misma después del hecho”, describen en el informe.
El informe de Raffo, que tiene a sus espaldas 20 mil autopsias, contradice abiertamente el análisis realizado en su día por el cuerpo médico forense de la Corte Suprema. Las dos principales diferencias son la hora de la muerte del fiscal y los momentos finales del deceso. Dos versiones contrapuestas que llevan a unos a inclinarse por el suicidio y a otros, por el homicidio.
Para los peritos de Arroyo, Nisman murió el sábado, entre las cinco de la tarde y la medianoche. Según el informe oficial, el fiscal habría fallecido a mediodía del domingo, aproximadamente. Raffo, que no estuvo presente en la autopsia y realizó su informe basándose en los vídeos y fotografías de esa autopsia y en una inspección ocular en el apartamento de Nisman, sostiene que éste murió con agonía, es decir, que no pudo presentar el espasmo cadavérico que constataron los forenses oficiales. Este dato es crucial para saber si el fiscal se disparó (lo que habría dejado esa señal de espasmo en su mano derecha) o lo mataron.
La divulgación del informe ha suscitado una gran polémica entre la jueza Arroyo y la fiscal Fein, muy cuestionada por la exmujer de Nisman por el modo en que lleva a cabo la investigación, que casi dos meses después de iniciada no ha logrado avance alguno. —AGENCIAS.