SONSONATE. Aunque la Semana Santa comprende ocho días, desde el Domingo de Ramos hasta el de Resurrección, en realidad se extiende ocho días más, para celebrar la octava de pascua. Se trata de una segunda semana en la cual se celebra con intensidad el gran acontecimiento que ha habido: la Resurrección de Cristo.
Esos 16 días se traducen en 384 horas en las cuales apenas y hay tiempo para descansar, pues terminando una actividad hay que preparar la del siguiente día. Las jornadas culminan no antes de las 10:00 de la noche e inician siempre poco antes de las 6:00 de la mañana.
Este trabajo requiere un gran esfuerzo físico y mental, tanto para los sacerdotes como para los feligreses.
Sin embargo, para aquellos presbíteros que pertenecen a iglesias pequeñas y no tienen la ayuda de otro sacerdote, la situación es aún más extenuante.
El presbítero Manuel García, párroco de la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, en la colonia 14 de Diciembre, de Sonsonate, asegura que ese cansancio es compensado con la satisfacción a nivel espiritual, “sobre todo cuando ofrecemos el servicio como una ofrenda a Dios y un servicio a los hermanos”.
El sacerdote sonsonateco fue nombrado párroco de este lugar el 12 de diciembre del año pasado, cuando el lugar era una ermita atendida desde la parroquia Nuestra Señora del Pilar y fue nombrada parroquia por el obispo de la Diócesis de Sonsonate, monseñor Constantino Barrera.
Aunque el trabajo previo a convertirse en parroquia inició el 19 de febrero de 2014, por lo que esta sería su segunda Semana Santa al frente de una comunidad católica.
El trabajo
Los preparativos, asegura, inician con un mes y medio de antelación, pero reconoce que no lo hace solo, sino con la ayuda de los feligreses de la comunidad. “Uno está ahí como director de orquesta, pero si hay que halar sillas, halamos sillas; si hay que levantar bancas, levantamos bancas. La gente espera pastores, amigos, hermanos y quizá donde ellos pueden percibir a ese pastor es que no solo dice qué hacer, sino que lo hace también”, explica.
Aunque reconoce que al final de cada jornada se experimenta cierto cansancio, el cual es aún mayor al final de la Semana Santa.
Explica que aunque tienen el permiso de descansar tres días al finalizar la Semana Mayor, lo recomendable es seguir de corrido al menos los próximo ocho días, cuando se celebra la octava de pascua.