Haciendo un repaso en la historia, vemos que en los años 60 se llevaba lo frondoso y natural; en los años 70 la línea del vello púbico empezaba un poco más abajo del ombligo; los 80 se caracterizaron por el inicio de una depilación ordenada (eliminando el vello que sobresalía de la ropa interior), y en el 90 ya apostaban las mujeres por las ingles depuradas.
El nuevo milenio trajo los recortes; le siguió el “Martini” o “Margarita” (un pequeño triángulo, como la forma de las copas en que se sirven estos cocteles), derivó en la depilación brasileña, hasta llegar a la integral.
Muchas personas culpan al porno de que hayamos llegado tan lejos, pero no hay más que mirar hacia atrás para descubrir que todo vuelve, como todo va. Y las mujeres (y los hombres) del antiguo Egipto se rasuraban ya la zona íntima, como lo hacían los griegos y romanos, porque evocaba juventud e inocencia.
La reivindicación actual de no remover el pelo la inició hace un año la firma American Apparel, que exhibió en sus escaparates neoyorkinos maniquíes en ropa interior, bajo la cual asomaba una generosa mata de pelo.
Enseguida varias famosas se declararon partidarias de un pubis frondoso “estilo años 70”, como es el caso de Gwyneth Paltrow. O el de Cameron Díaz, que en su libro The Body Book, apostó por no depilarse “porque el vello púbico tiene un propósito y quitárselo es como decir que uno no necesita su nariz”.
El vello: un escudo
En esta particular batalla contra la depilación se posicionan también muchas feministas y las seguidoras de corrientes eco. Y en el mismo bando están los ginecólogos recordando que el pelo está para protegernos. Ramón Grimalt, Profesor de Dermatología Universitat Internacional de Barcelona y miembro de la AEDV, defiende la necesidad de mantener el vello íntimo por su papel de escudo.
El de la cabeza está para evitar golpes y las quemaduras solares, el de las cejas y las pestañas para desviar las motas en los ojos y el púbico para mantener a raya heridas e infecciones.
“El rasurado total supone un problema, entre otras cosas, porque cuando se realiza el mismo día o el anterior a una relación sexual, la piel aún esta irritada y esto favorece la transmisión de virus o gérmenes. Y si el pelo ha sido afeitado dos o tres días antes, éste actúa como una mini cuchilla y las “lesiones” que provoca permiten a los microorganismos penetrar y crear una infección.
Si los dos miembros de la pareja tienen depilación integral, cualquier enfermedad de uno pasará al otro, por lo que es necesario que alguno de ellos mantenga el pelo en la zona central del pubis para evitar el roce directo de piel contra piel.
Concluimos con esto, que hay que dejar un “velo” protector, pero eso no impide que se pueda jugar con la creatividad. La forma y el color se están colando en nuestras partes más intimas.
Algunas mujeres le dan forma cuadrada, otras de estrella, las más osadas se recortan la inicial de su pareja, y las románticas, se inclinan por dibujarse un corazón. Incluso algunas se decoran la zona con cristales de Swarovsky para alardear de tener un tesoro entre las piernas.
¿La última moda? Teñirse el vello de colores
La idea surgió del salón de una estilista americana, Roxie Hunt, que colgó en instagram la imagen de una clienta con el pelo de su axila (aunque puntualizó que no era el único) del mismo azul que el de su pelo.
En España la versión más solicitada es igualarlo al tono que se lleve en la cabeza, pero las más “fashionistas” se aventuran con el verde, amarillo, rosa… Detrás de esta tendencia está la firma Betty Beauty, y para el verano ha lanzado una versión estival en azul “Malibú”, que incluye plantillas con forma de delfín o palmera.
¿Usarías esta tendencia?
(Tomado de ABC)