En torno al amor de amistad

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San Salvador.- 22022015..- Marte le gano al lider Santa Tecla. / Foto Por MC

Por Por Luis Fernández Cuervo*

2015-02-22 5:00:00

Dicen y escriben algunos que estamos viviendo en el mes del amor. La Iglesia Católica por su parte no sólo dice que comenzó la Cuaresma sino que actúa y llama a un tiempo de ayuno y penitencia. Bueno, para la mayoría de nuestros conciudadanos siempre están en Cuaresma, para ellos siempre es tiempo de penitencia y de grados variables de ayuno. Y no por voluntad propia, sino por imposición de nuestros malos gobernantes y del cuarto poder de gobierno: el de los pandilleros, cada vez más exigente.

Pero dejo a otros que hablen de política y teoricen sobre lo que habría que hacer para remediar una situación nacional tan lamentable. Yo voy a escribir algo sobre el amor.

Mes del amor…¿cuál amor? o ¿cuáles amores? Hay muchos que así se llaman pero no lo son y otros que sí lo son pero que escasean en nuestra anticultura egoísta. Cedo la palabra a algunos amigos más lúcidos que yo. Juan Carlos Oyuela, desde Honduras, en su página “Ética y Sociedad” , escribe: “El amor y la amistad no son un invento humano. De esta necesidad profunda de amar y ser amados podemos aprender muchas cosas sobre cómo es el hombre y su misión en la vida. Hablar de la capacidad de amar es tratar sobre lo esencial para cualquier persona, es hablar de su plenitud y felicidad. (…) se puede decir que alguien que no ha aprendido a amar ha fracasado, está condenado a una vida vacía” (…) “Muchos piensan en el amor como un sentimiento. Algo parecido a una nube rosa, volátil, huidiza, sin forma sobre la que no tenemos control. Un coctel extraño en el que lo más importante es la “química” entre dos personas”.

Y desde España, otro amigo, el doctor Jaime Vierna, sin haber leído lo de Oyuela, contesta: “El amor no es una cuestión de química. Ni es tampoco una cuestión física, como también se oye decir. Sin duda todo eso tiene relación con el amor, claro, pero el amor es otra cosa. De la misma manera que la Pastoral de Beethoven no es una sucesión de ondas en el aire, aunque tenga que ver con ellas, o que la carta que une a dos personas separadas va más allá que la pura sustancia química que encontramos en el papel. Reducir el amor a eso es empobrecerlo, caricaturizarlo y quedarnos sin él. (…) Lo que pasa es que mirarlo desde fuera es la forma de no ver nada. El amor no se mide, no se calcula, no se describe: el amor es un estado en que uno se encuentra, y desde el que se vive”.

Y existe una forma de amor que en la antiguas culturas de Grecia y de Roma se lo valoraba muy por encima del enamoramiento de los novios o el amor matrimonial: era el amor de amistad, siempre relacionado con la virtud –¿sabe hoy el común de la gente que es eso de “virtud”?–. Cicerón escribirá: “Nada es más amable que la virtud, nada que más atraiga el amor: pues que, por su virtud y probidad, amamos en cierto modo aun a aquellos que nunca vimos.(…) En la amistad nada es fingido ni simulado, y cuanto hay en ella, es verdadero y voluntario.” (…) “No sé si, con excepción de la sabiduría, los dioses inmortales han otorgado al hombre algo mejor que ella”. Y Aristóteles decía que la amistad “es lo más necesario para la vida” y que sin ella “el hombre no puede ser feliz.” Pero desde dentro de nuestra cultura del placer y el egoísmo, C.S.Lewis, en su libro “Los cuatro amores” sentenciará “hoy día, a la amistad pocos la valoran, porque pocos la experimentan”.

La verdadera amistad, pues, es querer a los amigos porque son ellos. Se les quiere con un mutuo amor compartido. La finalidad de esa amistad son ellos mismos, no por lo que puedan sernos útiles.

*Dr. en Medicina.

Columnista de El Diario de Hoy.

luchofcuervo@gmail.com