Por Evelyn Machuca
Michelle es la mayor de tres hermanos de la familia Melhado. Es amante de la vida familiar, le fascina bailar música salsa y disfruta de leer libros motivacionales. Nació en San Salvador y la única vez que vivió fuera fue cuando viajó a Estados Unidos para estudiar, durante cuatro años, su licenciatura en Administración Hotelera.
“Siempre supe que quería regresar”, comentó y explicó que su prioridad siempre ha sido su familia: su padre, un empresario; su madre, ama de casa; su hermano, un año menor que ella, y su hermana, cuatro años menor que ella. “El valor que tiene la familia para mí es muy grande; entonces, pensar en hacer mi vida afuera, aún teniendo muchas oportunidades, no me iba a hacer sentir completa, si no tenía a mi familia cerca”, reiteró.
Luego de sacar una maestría y con el apoyo de su familia, decidió poner fin a dos años de un gratificante trabajo en una ONG. Se quedó con todo ese aprendizaje y puso un “Hasta aquí” para apostarle a un proyecto personal al que siempre había soñado dedicarse: abrir una tienda de vestidos especialmente para eventos importantes.
“Siempre he sido una persona muy positiva; entonces, aunque la mayoría de personas consideran que es muy difícil vivir en El Salvador, creo que, para mí, siempre se puede buscar qué emprender y cómo sobresalir”, expresó al mismo tiempo que explicaba que solía estar constantemente invitada a fiestas de bodas durante su juventud y que le resultaba muy difícil encontrar vestidos de su gusto y de su talla.
“Creo que la oferta que hay en el país se queda un poco corta y que este es un nicho en el que puedo entrar y competir”, enfatizó. Alana abrió sus puertas hace apenas dos meses, los vestidos que tiene en venta vienen desde Estados Unidos y Michelle se siente privilegiada de poder haber podido impulsar un negocio que disfruta.
A corto plazo, la joven Melhado alista una campaña de publicidad que ha comenzado ya en Internet con alanavestidos.com; y en redes sociales como Alana Vestidos en Instagram, y solo como Alana en Facebook.
Su adolescencia
Sobre sus años de adolescencia, recuerda que ganó el concurso Nuestra Belleza en 2007, que fue alumna del Jazzing Studio y que nunca ha padecido de pena, sino más bien siempre ha sido muy desenvuelta en los distintos ámbitos sociales. Aunque por hoy no le queda mucho tiempo libre, Michelle asegura que encuentra el espacio para compartir clases de baile con su novio, hacer un poco de ejercicio y jugar squash.
El mensaje que quiso transmitir a todas las mujeres es que traten de conocerse, de identificar qué son capaces de hacer y cuál es su habilidad más fuerte, para disfrutar ponerla en práctica. También que dediquen tiempo a sus seres queridos: “He escuchado a varias personas arrepentirse de no haberle dedicado tiempo a sus seres queridos por estar pendientes de otras cosas”, concluyó.