Como mamá de dos pequeñas hijas, de 4 y 8 años de edad, uno de mis mayores miedos es el que cuando crezcan, puedan ser felices. Que sepan tomar las mejores decisiones, se valoren y nunca dejen de creer en si mismas.
Como padres, tratamos de darles lo mejor, pero el mundo en el que vivimos, parece ser tan cambiante, que en cuanto aprendemos cómo funciona una aplicación nueva en el teléfono o para qué es buena la nueva página social que se creó recientemente, hay por lo menos diez versiones nuevas.
Una de las preguntas que siempre me hago, es: ¿Cuál es la mejor herramienta o enseñanza que les puedo dejar? Y aunque, probablemente a la mayoría de los padres nos pasa, que a veces quisiéramos hacer cualquier cosa para que ellos no tengan que sufrir desilusiones, dolor o desengaño, esto no es posible. Parte del proceso de crecer es caerse y aprender de cada experiencia.
Una de mis actividades favoritas, es leer y buscar la mayor cantidad de información que me ayude a resolver cualquier situación que se me presente.
En uno de esos tantos días en los que buscaba información, encontré un artículo titulado: “Cómo hablarles a las niñas pequeñas”. El título me llamó la atención, y decidí leerlo. El contenido es muy simple y a la vez muy cierto, por ello quise compartirlo.
“Fui a una cena en casa de un amigo el pasado fin de semana, y conocí a su hija de cinco años de edad. La pequeña Maya, tenía todo el pelo rizado y sus ojos oscuros, se veía adorable en su reluciente camisón rosa. Me moría por decirle: ‘Maya, eres tan linda! Mírate! Date la vuelta y modela tu camisón, te ves hermosa’!
Pero no lo hice. Como siempre, me mordí la lengua cuando me encuentro con niñas, restringiéndome a mí misma de mi primer impulso, que es decirles cosas cómo que linda / bonita/ bien vestida/ bien peinada. ¿Qué hay de malo en eso? Es una buena forma de romper el hielo en nuestra cultura que habla poco a las niñas, ¿no es así? ¿Y por qué no darles un elogio sincero para aumentar su autoestima? Mantengan ese pensamiento por un momento.
Casi la mitad de las niñas de tres a seis años de edad se preocupan por la gordura. Entre el 15 al 18 por ciento de las niñas menores de 12 años usan rímel, delineador de ojos y lápiz labial con regularidad; los trastornos alimenticios están en marcha y la autoestima es baja, y el 25 por ciento de las mujeres jóvenes estadounidenses prefiere ganar el siguiente concurso de “America’s Next Top Model” que el Premio Nobel de la Paz.
De alguna manera, les enseñamos a las niñas que su apariencia es lo primero que usted nota, creando la sensación de que la apariencia es más importante que cualquier otra cosa. Se les prepara para hacer dietas, usar ropa sexy, pensar en la posibilidad de cirugías, etc. Parecería que verse bonitas, es la clave para encontrar la felicidad. ¿Qué es lo que está faltando? Una vida con sentido, una vida de ideas y de libros de lectura y ser valorados por nuestros pensamientos y logros.
Es por eso que me obligo a hablar con las niñas de la siguiente manera:
“Maya “, le dije, agachándome a su altura, mirándola a los ojos, ” es muy agradable conocerte”.
“Encantada de conocerte a ti también “, dijo.
“Hey, ¿qué estás leyendo? “, le pregunté. Y fui testigo de un brillo en sus ojos. “Estoy loca por los libros”, continué diciéndole.
Sus ojos se hicieron más grandes, y la expresión facial de cortesía enseñada por sus padres, pasó a una genuina emoción.
“Me encantan los libros “, le dije . “¿Y a ti?”
“Sí , ” dijo ella”. Y ahora puedo leerlos por mi misma!”
“Wow, increíble! ¿Cuál es tu libro favorito? Le pregunté”.
“Voy a ir a buscarlo! ¿Puedo leerlo?”
Maya se acurrucó a mi lado en el sofá y leyó en voz alta con orgullo cada palabra. Después de que Maya cerrara la última página, dirigí la conversación hacia los temas más profundos del libro.
Le conté que acabo de escribir un libro y que esperaba que ella escribiera uno también algún día. Ella se veía bastante emocionada con la idea.
“Esto fue solo una pequeña oposición a una cultura que envía los mensajes equivocados a nuestras niñas. Un pequeño empujón hacia la valoración de los cerebros femeninos. No sé si mis pocos minutos con Maya pueden cambiar nuestras multimillonaria industria de la belleza que degrada a las mujeres pero sé que cambié la perspectiva de Maya por lo menos esa noche”.
(Este articulo fue escrito por Lisa Bloom).
Las apariencias físicas siempre cambian, todos inevitablemente envejecemos, el conocimiento es lo que no solo llevaremos con nosotros, sino que también lo que dejaremos como herencia a los que nos sucedan.
La mejor herramienta que les puedo dejar a mis hijas es el amor por la educación, la sed insaciable por el conocimiento y la capacidad de amar a los demás más allá de lo que ven sus ojos. La capacidad de valorar a los demás por lo que son, no por lo que tienen o como se ven. Y cada vez que conozco a una niña me muerdo la lengua, y trato de invertir el tiempo en conocerla como individuo y de alagar sus logros, las cosas que consiguió como producto de sus esfuerzos. Y la verdad, es que lo disfruto.
Mariel Reimann, KSLespañol