No todas las personas con diabetes tipo 2 mejoran con ejercicio, de acuerdo a una nueva revisión de estudios previos.
Los resultados sugieren que, aunque la actividad física es una recomendación generalizada para prevenir y manejar la enfermedad, uno de cada cinco pacientes no obtendría alguna mejoría.
“Pero, hasta ahora, no sabemos quién responderá o no a un programa físico”, dijo la autora principal, Lauren M. Sparks, del Instituto de Investigación Médica Sanford-Burnham, Orlando.
Para ella, este fenómeno es genético y espera que más estudios sobre los mecanismos subyacentes puedan identificar a esos pacientes antes del inicio de un programa de ejercicio. “Así podremos diseñar estrategias, que incluyan el ejercicio, para ayudarlos mejor a prevenir la aparición o controlar la diabetes tipo 2”, dijo.
En esta enfermedad las células del cuerpo se vuelven resistentes a la insulina o el organismo no produce suficiente cantidad de esa hormona y la glucosa se acumula en la sangre en niveles peligrosos.
El ejercicio habitual previene la enfermedad y ayuda a controlarla. Por lo tanto, los tratamientos incluyen programas que combinan dieta con ejercicio.
Sparks y su colega Natalie A. Stephens revisaron los estudios publicados y sin publicar, incluidos algunos de Sparks, y hallaron en una minoría de los pacientes que el ejercicio supervisado durante nueve meses no modificaba el control de la glucosa en sangre.
“Sabemos que un 15-20 por ciento de los pacientes no responden a las intervenciones físicas supervisadas, por lo menos en cuanto al control de la glucosa y el metabolismo muscular. Y en muchos casos de esos casos, no es por falta de esfuerzo”, destacó.
Sparks comentó que algunos participantes habían ejercitado en una cinta tres o cuatro veces por semana durante nueve meses y, aun así, no mostraban mejoría alguna. “No intervenimos en la dieta y todos los participantes utilizaban los fármacos indicados. Algunos de mis colegas obtuvieron los mismos resultados”, agregó.
Pero a pesar de estos resultados, Sparks consideró que hay que seguir recomendando ejercicio a los pacientes diabéticos por su enorme cantidad de beneficios, incluida una mejor calidad de vida.
“Y a los que no responden, no hay que decirles que suspendan el ejercicio, sino seguir trabajando con ellos”, sostuvo.
Para ella, los resultados deberían ser “un llamado a la acción” para contar con más investigaciones que permitan identificar mejor a las personas “resistentes al ejercicio”. —Reuters