No se abre un pozo aquí, sin que eso afecte pozos allá…

Se tiene la intención de decretar más impuestos pero sin sentarse una vez a hablar con quienes pueden exponerles los efectos que tal cosa puede ocasionar, incluyendo de que el tiro les salga por la culata

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Ministro de Defensa justifica venta de terrenos IPSFA a bajo precio

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2014-12-01 5:00:00

Pasadas las elecciones, denuncia ARENA, los comunistas van a introducir nuevos impuestos y más altas tasas, en parte debido a que, por torpe administración y altos costos, “el dinero no les alcanza”, están desfinanciados en sus presupuestos y sus programas de repartos, programas en los que vale aquello de, “quien parte y reparte se queda con la mejor parte…”

Esto nos trae a la memoria una advertencia que nos hizo hace muchos años el fundador y primer presidente de ANDA, el ingeniero Alfonso Valdivieso, apreciado maestro de varias generaciones:

Las aguas del subsuelo, decía, están depositadas en un enorme recipiente; “cada pozo que se perfora se alimenta del mismo caudal, por lo que hacer más pozos no contribuye en nada a incrementar el agua disponible”.

Esa es la realidad física de los vasos comunicantes: lo que se extrae en un punto afecta la disponibilidad de agua de todo el conjunto.

La enseñanza se aplica a lo económico: no se pueden decretar nuevos gravámenes sin que eso afecte a la totalidad de la economía, repercuta en los precios, influya en la inversión y se refleje en el empleo.

Los nuevos impuestos son causados por la voracidad roja por lo ajeno, que pueden convertirse, según el viejo dicho, en la paja que rompe el espinazo del camello y lo mata. El camello es la economía nacional, la cadena de actividades que produce lo que consumimos, genera nuestros empleos, sostiene los servicios públicos incluyendo los tan deficientes de hoy en día, nos permite comerciar con el exterior… y así al infinito.

Por los vasos comunicantes todo impuesto afecta a todo precio

Ocurrencias para nuevos tributos abundan, como lo exhibió un funcionario que quería gravar los alimentos que la gente come en pupuserías, hamburgueserías y establecimientos de comida rápida. Poco le faltó para sugerir que se pusiera impuesto a la sal, pero si se desvalija a los pequeños comerciantes, eso equivale a que paguen impuesto la sal y los frijoles, con el agravante de que detrás del recaudador de impuestos van los extorsionistas.

Quien no pague se expone a una de dos: ir a parar a las tan humanas e higiénicas bartolinas de la DAN, o terminar embolsado.

Los contribuyentes, en lo individual, se asemejan a la reserva de agua de un manto: sus ingresos son fijos, pero sus gastos y patrimonios son, por lo general, múltiples: su transporte, la enseñanza de sus hijos, el pago de su vivienda, sus alimentos, la ropa, etc. Al gravar cada uno de esos rubros, los pagos se hacen echando mano del ingreso total a causa de los vasos comunicantes de todo lo económico.

Es esa la causa —la de los vasos comunicantes—, por la que es imposible gravar transacciones bancarias sin que eso termine afectando desde los cuidados dentales hasta el precio de las tortillas. Los vasos comunicantes impiden “aislar” el efecto de los impuestos, como tan ingenuamente creyeron los que capitanean el régimen.

Como los parvularios, no terminan de darse cuenta de que el cuerpo económico es un todo, no un agregado de partes en la que los brazos son independientes del tronco o de la cabeza.

Se tiene la intención de decretar más impuestos pero sin sentarse una vez a hablar con quienes pueden exponerles los efectos que tal cosa puede ocasionar, incluyendo que el tiro les salga por la culata.