El agradecimiento por favores recibidos es lo que movió a millares de feligreses católicos, quienes llegaron o pernoctaron en la Basílica Nuestra Señora de Guadalupe, en Antiguo Cuscatlán.
Ni el frió les impidió improvisar una cama o desvelarse para participar de la multitudinaria celebración.
La tradición es hacer la fila de veneración para llegar al altar donde está la “Morenita”, para ello muchos dedicaron de cuatro a cinco horas.
Unos iban descalzos, otros vestidos de “indios”, como San Juan Diego y algunos llevaban rosas para la Virgen.
El ambiente en el templo era de fiesta. Los organizadores prepararon diversas actividades: misas cada dos horas, rosarios, entre otras.
Al caer la noche, la iglesia se abarrotó de más peregrinos, los que se unieron a la misa en honor a la Reina de Las Américas, a las 7:00 p.m.
“La Virgencita merece esto y más honores, es nuestra inspiración y nuestro refugio, pero sobre todo es nuestra intercesora ante Dios Padre”, compartió Delia Flores, feligrés.
La Basílica permaneció abierta hasta pasadas las 12:30 de la madrugada, y aún lucía abarrotada.
La imagen de la Virgen fue venerada por más de 60 mil católicos, los que han prometido regresar todos los años, para recordar y agradecer la intercesión de la Virgen en sus vidas.