Espejos maravillosos

descripción de la imagen

Jugadores holandeses festejan después de derrotar al Sevilla. Foto EDH

Por Por Carlos Alfaro Rivas *

2014-11-27 5:00:00

Cuenta la historia española del Siglo XVI, que los conquistadores les dieron baje a los Aztecas, Mayas e Incas, con el trueque de oro por espejos, en los que los nativos americanos quedaban boca abierta al ver su reflejo.

Cuenta la historia salvadoreña de principios del Siglo XXI, que dos locutores se convirtieron en presidente gracias a sus picos de oro llenos de promesas que dejaron a la población boca abierta y chiflando en la loma.

Ahora, en el Pulgarcito, se siente otro pico de oro en el ambiente. De nombre raro (Nayib) y sangre palestina (Bukele), el actual alcalde de un minúsculo municipio de apenas 15 kilómetros cuadrados y menos de 7,000 habitantes, le ha dado rienda suelta a su pico, con la esperanza de saltar a la comuna capitalina por tres años y luego a la presidencia al menos por cinco más.

Copy paste a la movida Funes 2009: Explotar juventud, renovación y moderación para engañar a la población y perpetuarse en el poder de la nación.

Un nuevo ingrediente, de la movida Nayib, es un look más de Nueva York que de San Salvador, con barbita GQ, trajes de seda, pañuelo en la solapa camisa, sin corbata, abierta al tercer botón y ¡hasta calcetines de colores! Artes escénicas para ganarse el voto de la juventud divino tesoro, mayoría de nuestra población.

A diferencia de Funes, la movida Nayib tiene a Nuevo Cuscatlán como as bajo su manga.

“Quiero ver si ahí es realmente Disneylandia” expresó incrédulo Will Salgado. Yo también. Sin duda Nayib, tal si fuera pescador, le agrega salsa y carburo al cuento maravilloso.

¡Qué grande le quedaría el zapato capitalino!

En la otra esquina un contendiente más ecuánime y experimentado, también de origen palestino, que representa la continuidad de la buena administración de Norman Quijano, alcalde de la ciudad capital que, desde el 2009 ha trabajado, contra viento y marea, heredándonos hechos y no palabras.

En nombre de casi dos millones de capitalinos, gracias Norman por hechos como el enorme pulmón de sano esparcimiento llamado Bicentenario, con todo y transporte de choto los domingos.

Volviendo al tema, Edwin Zamora se llama nuestro futuro alcalde, si la confianza que inspira se junta con una estrategia publicitaria más inteligente que la de su rival de Nueva Yor…, perdón, de Nuevo Cuscatlán; si nos convence con un plan de gobierno municipal que haga sentido, y un concejo con la capacidad y transparencia para hacernos la vida más fácil y ordenada a los capitalinos.

¿En qué mente cabe premiar al partido de Nayib devolviéndole el trampolín hacia la presidencia? ¡Recuerden los días de los camiones chinos! ¿Realmente se lo merece un partido que no da pie con bola gobernando el país?, ¿un partido que dice ser revolucionario pero nos quiere anclar en el pasado?, ¿un partido que ha metido las patas hasta la cintura jugando de alcalde con el “NOTRAMS”?

Las palabras se las lleva el viento. Si hasta el Yes We Can de Obama acaba de decir Oppps, We Couldn?t, ante una avalancha republicana que los pone en la mancha penal para, el 8 de noviembre de 2016, meter gol y recuperar la Casa Blanca. Miren las promesas y realidades de Cuba y Venezuela. Del dicho al hecho hay un laaaargooo trecho.

Sé que somos de memoria corta pero debemos comparar las palabras con los hechos, de anteriores picos de oro para, el próximo 1 de marzo, no volver a quedar con la boca abierta chiflando en la loma.

¡Basta ya de picos de oro, espejos maravillosos…

… y calcetines rojos!

*Colaborador de El Diario de Hoy.

calinalfaro@gmail.com