ARPAS y el pastel de carao

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elsalvador.com

Por Por Luis Chávez*

2014-11-18 4:00:00

Una pequeña historia: “Había un pequeño pueblo que se caracterizaba por tener muchas pastelerías. Los maestros pasteleros abarrotaban sus estantes de las más diversas variedades, las vitrinas lucían congestionadas de colores, sabores y olores. No había otro pueblo como este. Todos los habitantes tenían lo que querían, sus gustos siempre eran satisfechos por los deliciosos y variados pasteles. Los que no sabían muy bien eran desplazados por otros nuevos. Los más ricos se volvían los más populares y pronto se notaba que los hacían en mayor cantidad y cada vez más grandes.

Los pasteleros sabían que su misión era garantizar la diversidad para que la gente regresara una y otra vez más por su favorito. Largas eran las discusiones en el pueblo sobre cuál era el mejor pastel y nunca hubo una sola conclusión sobre el más sabroso. Lo cierto es que siempre había variedad para todos los gustos.

Una vez llegó un alcalde que por capricho quería imponer sus ideas y creía que sabía cómo satisfacer a todos en el pueblo. Decidió por decreto real obligar a todos los panaderos a hacer un solo tipo de pastel. Impuso una vieja receta del sur: pastel de carao. El creía que el carao tenía propiedades mágicas que beneficiarían a todos en el pueblo.

El pestilente producto inundó las pastelerías del pueblo, la gente dejó de comer pasteles pues ya no tenía de dónde escoger. El alcalde se paseaba feliz por las calles viendo aquellas vitrinas llenas del mismo pastel de carao, que por decreto, era el único que se podía fabricar, ver, oler y probar. Pero algo pasó en el pueblo debido a la decisión de imponer un solo sabor, se logró algo nunca visto: finalmente hubo un acuerdo general de todo el pueblo: a nadie le gustaba el pastel de carao.

Así fue como finalmente la tiranía pastelera terminó y los que amaban la libertad y el poder de elegir el pastel de su preferencia sacaron al alcalde del castillo. Concluyeron también que nunca más dejarían que nadie les dijera qué comer y nunca más hornearían pastel de carao. Por lo demás, nunca llegaron a un fin las eternas discusiones sobre cuál pastel era mas rico”.

El espectro radioeléctrico debe ser como una pastelería con sabores para todos los gustos, donde cada quien tenga el poder de escoger su favorito. En El Salvador existe una diversidad de medios en el espectro radioelectrico única en Latinoamérica, hay opciones para todos los gustos: de todas las tendencias, de deportes, de noticias, de cultura, de contenidos comunitarios, para niños, religiosos, de entretenimiento, etc.

En el país un 34% de las estaciones de radio pertenecen a ONG. De hecho, quien más radios tiene a su nombre (17) se llama ARPAS (Asociación de Radios Comunitarias) las cuales, cubren todo el territorio. Han habido tantas radios comunitarias que hasta han vendido algunas (ejemplo es la radio Farabundo). Pese a esto, hoy atacan a todos los demás medios con formato diferente pretendiendo que no renueven sus frecuencias para poder tomarlas ellos bajo un mal llamado concepto de “democratización de los medios”.

Pretenden desde instaurar un sistema de radio subvencionada y obediente al gobierno de turno, hasta crear su propia “SIGET”, tal como establece el torcido proyecto de ley de Radios Comunitarias. Lo mejor para la población es la diversidad, no debemos permitir que nos impongan un solo tipo de radio. En cuanto a contenidos, ellos quieren que sólo comamos carao. Se les olvida que a la mayoría no le gusta el carao, ni los tiranos que quieren imponer sus ideas.

*Abogado y politólogo.