El cantante canadiense, Justin Bieber, gastó 20,000 euros en hacer una visita privada al Vaticano de forma exclusiva.
Durante el recorrido Bieber se la pasó jugando con un balón de fútbol, lo que causó gran molestia en los trabajadores del lugar.
Este gesto no sentó muy bien al personal que trabaja en el Vaticano y que ese día estaba dedicado únicamente a explicarle a Justin la historia del edificio.
Tras su visita el canadiense terminó la noche en una discoteca de la capital italiana, donde se le vió muy entregado con algunos se sus amigos.
Loading
Vatican
View on Instagram