Una agenda de renovación y reforma política

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Por Por Rodrigo Molina*

2014-10-23 5:00:00

Hace unos días mantenía una conversación con un diputado costarricense, excandidato presidencial de su país, y un académico argentino. Discutíamos sobre la diferencia entre los sistemas políticos de nuestros países, y no podían guardar ellos su asombro acerca de ciertos aspectos de la política salvadoreña. Dos casos puntuales que los dejaron impactados. No podían creer que las contrataciones de asesores en la Asamblea Legislativa no fueran públicas y que no exista información sobre el financiamiento de los partidos políticos.

La reacción que ellos tuvieron con el aparente retraso que exhibe El Salvador ante los avances en materia de reforma política que se han llevado a cabo en otros países, me hizo reflexionar. Los salvadoreños debemos terminar de entender que el futuro del país no depende de quién gane una u otra elección. No se trata sobre quién nos gobierna. Mucho más relevante es el sistema político. Bajo qué reglas deben operar los gobernantes. Para cambiar el resultado, hay que cambiar primero los procesos, no sólo los actores.

Para que nuestro país salga adelante, los partidos políticos deben comprometerse con una verdadera agenda de reformas políticas, a corto, mediano y largo plazo. Debe ser un proceso serio, con un compromiso real de reestructurar nuestro sistema político. Tenemos que dejar de ver la conveniencia política coyuntural y trabajar con una visión clara sobre el futuro que queremos. A continuación resumo mi propuesta de algunas de las reformas que considero necesario que retomemos lo más pronto posible:

Transparencia absoluta: Debe publicarse en Internet el nombre y currículum de todas las contrataciones que se hagan en la Asamblea Legislativa. Así como también todos los gastos que se registren en dicho órgano del Estado. También debe fortalecerse la LAIP para que los funcionarios del Ejecutivo ya no tengan formas de esconder información y escapar de las multas.

Candidatos independientes: La legislación actual sobre este tema en práctica bloquea las posibilidades reales de los candidatos independientes. Se debe facilitar la participación de estas candidaturas e incluirlas en las elecciones municipales, siempre y cuando exista la transparencia necesaria para conocer su trayectoria y el origen de su financiamiento y respaldos.

Distritos uninominales: Actualmente suena la posibilidad de implementar el voto cruzado. Considero que una mejor alternativa fuera cambiar a un sistema de distritos uninominales, en el cual el país fuera dividido en 84 distritos electorales, cada distrito eligiendo un solo representante. Esto fortaleciera el vínculo representativo entre el diputado y los ciudadanos.

Congreso bicameral: Necesitamos separar los conceptos de ley y de legislación. El primero se refiere a las reglas del juego macro bajo las cuales los actores políticos operan, el segundo es la actividad que se desarrolla dentro de ese marco general de reglas. Se propone crear una Cámara Alta, alejada de intereses partidarios, que vea los temas del sistema político y elecciones de segundo grado, y una Cámara Baja, basada en el sistema partidario actual, que se encargue del día a día, como presupuestos y proyectos específicos.

Ocaso Legislativo: Nuestro sistema político está lleno de leyes desfasadas, leyes mal redactadas y leyes que se aprobaron por las presiones políticas del momento, pero que no necesariamente son positivas para el país. El ocaso legislativo se refiere a un periodo de caducidad de toda legislación, que puede ser de 20 años. Después de 20 años, cada ley debe ser revisada y ratificada, o pierde vigencia.

Consejos plurales: No debemos retroceder en este tema. Ciertamente representa varios retos para nuestros gobiernos municipales, pero es un avance democrático importante cuyo éxito debemos asegurar. Incrementará la transparencia, promoverá el trabajo y entendimiento entre partidos políticos, y promoverá mayor estabilidad y desarrollo a largo plazo.

Elección candidaturas y dirigencias: Es importante que los partidos políticos establezcan procesos y canales claros de relevo y renovación, a través de los cuales sus militantes y la ciudadanía puedan tener mayor incidencia en los procesos políticos del país. No es necesarios que todos los partidos utilicen los mismos mecanismos, pero sí que les sea requeridos que dichos mecanismos existan y sean implementados honesta y exitosamente.

Financiamiento de partidos: Existen diferentes formas de regular el financiamiento de los partidos políticos. Se pudieran transparentar completamente las fuentes de financiamiento y donantes, o poner límites a las donaciones que hacen los individuos, entre otros. Es urgente que se definan los mecanismos para asegurar que nuestra política deje de ser pervertida por intereses oscuros que buscan favorecerse detrás del telón.

Planteo aquí algunas propuesta conocidas y otras completamente nuevas. Ciertamente fuera una agenda de reformas ambiciosa, pero si no tenemos la ambición de construir un mejor país, nunca tomaremos los riesgos necesarios para lograrlo. Es tiempo que nos comprometamos seriamente con una agenda de reformas que fortalezca nuestro sistema democrático, y más importante aún, republicano.

*Colaborador de El Diario de Hoy.