Colaboración de Sara Méndez
Seguramente más de alguna vez una de tus “amigas” se te ha acercado con la expresión: “Niña, te tengo que contar…” sobre la nueva pareja de algún compañero, los zapatos que alguien más luce o simplemente los problemas personales de otra persona.
Existe un refrán muy conocido “pueblo chico, infierno grande”, en un país como el nuestro en donde todos conocemos a todos es fácil coincidir con alguna chismosa o chismoso (porque también los hay).
Mirar los errores de los otros, juzgar y señalar las decisiones de los vecinos, compañeros de trabajo o amigos no cuesta nada. En la mayoría de los casos no se conocen las circunstancias, el contexto real de los demás, sus planes de vida y hasta su pasado.
Pasar el tiempo hablando de la vida de otra persona no es productivo, si tienes que convivir con alguna “chambrosa” deja de prestarle atención, no estás obligada a continuar con un rumor, inclusive; no temas a la hora de ponerle un alto.
Recuerda: quien habla mal de los demás contigo, habla mal de ti. Eso es seguro, pero ten cuidado de no ser tú quien promueve los rumores en la oficina o en el vecindario. El flamante título de “chambrosa” puede durar años y te puede traer serias consecuencias; entre ellas, ser rechazada, que tus amigos tomen distancia o simplemente hacer el ridículo de vez en cuando.
Sé que tienes muchos asuntos que resolver en tu vida: la familia, el trabajo, tu pareja, tus sueños. Enfócate en tus planes, gasta tus energías y tu tiempo en las personas que amas, da lo mejor de ti. Nada más valioso que cuidar de tu gente, sin defraudarles y demostrando día a día que eres una mujer de confianza.
¡Es preferible ser reina de tu silencio que esclava de tus palabras!