Asesinato de ganadero causa conmoción en un cantón de Zacatecoluca

Autoridades creen que pandilla lo mató. Lo habían amenazado

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Los allegados de Marco Abarca Ochoa se dedicaron ayer a limpiar el corredor donde lo mataron. Los atacantes le dispararon dos veces con una escopeta. Foto EDH / Douglas UrquillA

Por Diana Escalante Lilibeth Sánchez sucesos@eldiariodehoy.com

2014-09-24 8:00:00

En el cantón Ánimas Arriba, en Zacatecoluca, La Paz, hay conmoción y miedo. Desde las 4:30 de la mañana de ayer se corrió la voz de que habían matado a “Picuda”, como le decían a Marco Antonio Abarca Ochoa, de 54 años.

Él era un reconocido ganadero que siempre residió ahí y que se dedicaba a administrar los bienes de la familia: más de 30 manzanas de terreno y unas 150 cabezas de ganado.

Abarca, según sus allegados, fue brutalmente asesinado en el corredor de la casa en la que habitaba solo.

Los lugareños sospechan que los atacantes irrumpieron en el terreno a las 11:00 p.m. del martes, mientras caía una fuerte tormenta en el cantón, cuando muchos vecinos estaban en un velorio.

Algunos vecinos de Abarca calculan que lo mataron a esa hora porque oyeron dos disparos, pero les restaron importancia porque ahí suelen matar a balazos a los tacuacines que por las noches acechan a las aves de corral.

Fueron los primeros trabajadores de Marco Antonio quienes, al llegar a la casa de su patrón, hallaron el cuerpo en el corredor, cerca de la hamaca.

El lugar estaba oscuro y los empleados tropezaron con la víctima. Uno de ellos sacó su teléfono para alumbrar y así descubrió al ganadero.

La penumbra le impidió observar bien la sangrienta escena que horas más tarde —con la luz del día— vieron horrorizados los allegados de la víctima y las autoridades.

Los asesinos de Abarca le dieron un disparo de escopeta en la espalda y uno más en la boca, este le destrozó el cráneo, según el relato de empleados y familiares.

Cuando los forenses se llevaron el cadáver, los allegados de Abarca mostraban su pesar al tiempo que esparcían ceniza sobre la sangre y los restos que quedaron de la víctima.

Nadie se explicaba quién pudo arrebatarle la vida con tanta saña al hombre que nunca quiso abandonar el cantón porque le apasionaba labrar la tierra y criar animales.

Fue el único de 14 hermanos que no quiso irse a vivir a la ciudad y se quedó administrando los bienes familiares.

“Picuda era cherada con todos. Era el patrón pero trabajaba a la par de uno: si no estaba ordeñando vacas estaba sembrando arroz. No se estaba quieto”, dijo uno de sus empleados.

La muerte de Abarca ha estremecido y atemorizado a quienes le conocieron: “Pero ni en la guerra vivimos nosotros algo como esto. Como él se quedaba solo ,y por como está el tiempo, yo le aconsejaba que se encerrara, que no le abriera a nadie”, sostuvo acongojado un familiar.

Quienes conocieron al ganadero relatan que él les daba trabajo a muchos vecinos. También les prestaba terrenos para que sembraran frijol y maíz para que pudieran sostener a sus familias.

Ellos aseguran que el ganadero era solidario hasta en cosas pequeñas. Relataron que como él era fumador, compraba los paquetes de cigarro y los repartía entre sus empleados.

La tarde del martes, horas antes de que lo mataran, algunos lugareños lo vieron en la calle principal del cantón ayudando a un vecino a reparar el triciclo de su hijo.

Sus conocidos dicen que era común ver gestos como estos en Marco Antonio.

Es por eso que ayer, tras saberse la noticia del asesinato, algunos lugareños dejaron de ordeñar las vacas y partieron de prisa a la casa de Abarca para cerciorarse del hecho.

En menos de una hora decenas de habitantes se habían concentrado en la vivienda.

Se sabe que el ganadero tenía tres hijos que ya lo habían hecho abuelo. Aunque ellos vivían en el extranjero, no se desatendió de ellos y a diario se comunicaba con ellos.

Pandilleros estarían tras el homicidio

Las autoridades informaron que el crimen lo habrían cometido pandilleros que aparentemente lo habían amenazado, pero no se supo por qué motivo.

Mientras que familiares del ganadero sostuvieron que él nunca dio muestras de que algo le preocupara; algunos señalaron que en ciertos aspectos de su vida era muy reservado.

Por su parte, algunos pobladores dejaron entrever que el asesinato lo pudo cometer alguien a quien Abarca conocía, ya que les parecía sospechoso que la víctima saliera de la casa al corredor confiadamente la noche que lo mataron.

Aparentemente, el cantón Ánimas Arriba y sus alrededores se ve tranquilo; los lugareños aseguran que ahí no hay pandillas, incluso dicen no recordar cuándo fue la última vez que se registró un hecho de violencia.

Matan a tres hombres

Saúl Tadeo Hernández fue ultimado en cantón Cerritos de Nahuizalco, Sonsonate.

Además, el cadáver de un hombre fue recuperado de la quebrada Las Pocitas, situada en el San Pablo Tacachico, La Libertad.

Las autoridades informaron que la víctima, quien no fue identificada, tenía entre 20 y 30 años. Los forenses determinaron que tenía unos dos días de haber muerto.

La noche del martes, la Fiscalía también registró un asesinato en el Centro Urbano San Bartolo, en el pasaje Los Tulipanes, en Ilopango.