Por Guadalupe Triqueros
¿Quiénes no han sido marcados por una telenovela? Probablemente hay muchos y muchas, y el principal recuerdo viene de la hora de transmisión: o las veíamos a la hora de almuerzo, o a la hora de la cena. Usualmente el recuerdo está ligado a los olores que provenían de la cocina de mamá o a las lloriqueadas que junto a ella teníamos en muchos de sus capítulos.
Nuestras mamás nos permitieron verlas todas, excepto “El Maleficio”, esa quedó de exclusividad para ellas, pero años después ya no pudieron hacer nada para dejarnos ver “El extraño retorno de Diana Salazar”. Disfruta este listado y déjanos conocer tus vivencias en las redes sociales.
1- Colorina, 1980. Cómo olvidar a Lucía Méndez en su rol de prostituta constantemente rechazada por su suegra, doña Ana María de la Vega de Almazán. Esta señora se parecía a la dueña de la tienda de la esquina. La mayoría de vecinas les teníamos miedo.
2- El derecho de nacer, 1981. Qué ojazos los de Humberto Zurita y qué melena la de Verónica Castro.
3- El Maleficio, 1983. Qué miedo causaba la musicalización en las escenas de terror y luego cuando Ernesto Alonso se encerraba con “Bael”, un cuadro con un rostro sobrenatural que a escondidas solíamos ver tras la ranura de la puerta.
4- Tú o nadie, 1985. Lucía Méndez regresó de Colorina a chica desposeída y enamorada sumisa. “Corazón de piedra” fue el tema musical que indicaba la hora de la cena en muchos hogares salvadoreños. No sabíamos si escoger entre Andrés García y Salvador Pineda. Cada uno tenía lo suyo, y bien puesto.
5- Cuna de lobos, 1987. Esta fue la reina de las telenovelas de la noche. Más de alguna chica habrá improvisado un parche de alguna cajetilla de cigarro para colocarlo en su ojo derecho y jugar a la villana de la colonia. Hubo otras que se peinaron a lo Catalina Crill, con una toalla enrollada en la cabeza.
6- El camino secreto, 1987. “De mí enamórate” era la entrada inolvidable de esta telenovela que marcó la salida del bachillerato de muchas lectoras y lectores. Daniela Romo entraba a un túnel donde comenzaban las intrigas y la comidilla de la cena en casa.
7- Quinceañera, 1987. Thalía encabezó las telenovelas juveniles de la época con una candidez que entretuvo a miles de “quinceañeras” que hoy ya llegan a los 30 y hasta los 40.
8- El extraño retorno de Diana Salazar, 1988. Era la saga de las telenovelas de terror y Lucía Méndez se encargó de ponerle efectos telepáticos especiales, al estilo de los que hoy usan los “X-Men”.
Y para quienes no olvidan la entrada de Diana Salazar, aquí les va: