Por Xiomara Alfaro
Nació en San Salvador, es licenciada en administración de empresas, soltera, y actualmente trabaja en el Ingenio El Ángel como asistente de la Unidad Agrícola.
Fue diagnosticada en noviembre de 2013 con cáncer canalicular grado III en el seno izquierdo, tras múltiples estudios y dos confirmaciones médicas. Para Claudia la noticia tenía solo un significado: el final de sus sueños y anhelos. No obstante, como buena cristiana sabía que lo más importante era tomarse de las manos de Dios.
La noticia fue impactante y como es natural los ánimos decayeron, pero decidió enfrentar la enfermedad con optimismo no sin antes orar para que el creador tomara el control de su vida. “Él me dio la fortaleza para salir adelante. Estuve incapacitada ocho meses. Tenía solo cuatro meses de haber entrado a trabajar en la empresa y sentía temor, pero Dios ha mandado ángeles que me han apoyado en todo momento”, reitera.
De inmediato debía someterse a una mastectomía, una cirugía difícil para toda mujer puesto que la obliga a dejar de lado su vanidad para concentrarse en su salud. El 23 de noviembre fue operada, le extrajeron 16 ganglios de los cuales uno resultó maligno.
“Yo ya me había encontrado el tumor antes. En mi pecho se miraba la pelotita pero sentía miedo, por temor no iba consular. No me dolía, no sentía nada, pero tenía miedo del diagnóstico y prefería pensar que ya iba a pasar. Luego, gracias a la publicidad que circula del autoexamen y la insistencia de mi novio de ir a una consulta, decidí en octubre empezar a movilizarme y hacerme exámenes médicos. Después del primer diagnóstico (frotis maligno), decidí buscar otra opinión, me sometí a varias pruebas entre ellas la mamografía, una ultrasonografía y biopsias, hasta que me di cuenta de lo que estaba pasando. Dios me ha sanado y ha sido maravilloso conmigo. El cáncer se había focalizado solo en el seno y a la fecha no ha presentado metástasis”, agrega.
Una vida llena de sueños
Seis quimioterapias y 10 de las 25 radiaciones programadas han seguido después de la operación. El apoyo incondicional de su familia la ha fortalecido así como las atenciones recibidas por parte de la Fundación Edificando Vidas.
Ahora que se acerca la Gala, Claudia dice que ser invitada a formar parte de esta es el regalo que Dios le ha mandado por ser valiente y esforzarse. Ella llegó a la Fundación cuando estaba pasando por las quimioterapias; ver cómo su cabello se caía la llenó de mucha tristeza y gracias a los consejos de su madre tuvo la oportunidad de conocer este proyecto y recibir atención a nivel emocional y espiritual.
A casi un año de vivir esta experiencia los sueños, las metas y los deseos de éxito han regresado a su vida. Se declara una vencedora y espera poder ser un ejemplo para otras personas a quienes invita a estar informados sobre este tema, a investigar sobre los antecedentes médicos de sus familias y a ser solidarios con quienes lo padecen.
Claudia también aprovecha para agradecer especialmente a su novio Vladimir Hidalgo, quien con solo tres meses de relación fue el motor que la impulsó a buscar ayuda y se ha mantenido a su lado en todo momento.
Para conocer más de la Fundación Edificando Vidas visita http://edificandovidas-elsalvador.org o llama al 2513-6410.