Por Angélica Avendaño
Su perfección, talento y amor por el trabajo, lo ha mantenido vigente en este ramo, pues le encanta ver felices a cada una de sus clientas. Su pasión por el maquillaje nace desde que era adolescente, pues recuerda que para él siempre fue fácil maquillar. “En la época del colegio en la adolescencia, durante el recreo mis compañeras y yo jugábamos al salón de belleza, las peinaba, las maquillaba con yesos de colores y me fascinaba. Era tan fácil hacerlo, me encantó desde siempre”, dice Zelaya.
Su preparación la inició cuando colaboró en el salón de belleza de su amigo y maestro René Posada, asistía cada fin de semana y atendía la recepción, cobrando y programando citas. Durante su estadía disfrutaba ver cómo las clientas salían del salón transformadas, motivo por el cual empezó a involucrarse en el maquillaje. Observaba a Posada y veía revistas de belleza, poco a poco se fue involucrando en ese mundo.
Cuenta que una amiga del salón le decía “practica conmigo, no te preocupes”, luego empezó a tener sus propios clientas. Tiempo después lo contratan en el salón, ya con un sueldo, para los fines de semana.
Empezó a asistir a cursos de maquillaje en el país, tuvo participación en eventos internacionales como auxiliar de maquillaje y adquirió experiencia. En un año creó su propio estatus, fama y su nombre ya era reconocido.
Durante su carrera profesional Eduardo ha maquillado a modelos de pasarela, presentadoras de televisión, autoridades políticas, novias y quinceañeras, para él maquillar es el don que de Dios le ha dado.
Maquillar para el alma
Eduardo maquilla con pasión y dedicación. Para él la mujer que se siente bella va a transmitir seguridad y mejorará su autoestima. “El maquillaje tiene el poder de cambiar la actitud de una persona. Por eso cuando maquillo a una clienta me gusta dibujarle una sonrisa cuando se ven al espejo, porque se que ese don que Dios me dio está ayudando a otros y eso me súper encanta”.
Como maquillista posee amplios conocimientos en maquillaje artístico, de pasarela, televisión, editoriales y con efectos especiales. Asegura que su estilo preferido es aquel que resalta la belleza femenina, el que pueda hacer feliz y sentirse bella en todo momento.
Se considera perfeccionista, exigente, detallista y minucioso. Le gusta que su trabajo quede a la perfección. “Soy metódico y delicado con mi trabajo, porque me gusta ofrecer calidad, creo que tengo un nombre comprometido con un nivel de cliente exigente, porque es gente que paga por mi trabajo y yo valoro mucho eso”, enfatiza.
una trayectoria de belleza
La personalidad energética y apasionada de Eduardo le ha abierto puertas: participó en convenciones internacionales de maquilladores, trabajó con varias estrellas del espectáculo como Alejandra Guzmán y Patricia Manterola. Fue director de maquillaje del certamen de belleza de El Salvador (Miss El Salvador) durante ocho años hasta 2004.
Participó en el Festival de Verano en Cancún, como representante de la prestigiosa firma europea Helena Rubinstein. Luego representó a nivel Centroamericano y El Caribe a la firma Christian Dior, trabajó con Alfaparf, Givenchy, Almay y Smashbox entre otras.
También fue crítico, jurado y consejero de la belleza en distintos programas de televisión, ha realizado maquillaje en editoriales, pasarelas y asesoría de imagen. Ha impartido y recibido clases de maquillaje en Argentina y España y actualmente representa la firma Yves Saint Laurent para El Caribe y la firma Decoderm en El Salvador.
Su dinamismo le permite compartir su experiencia y técnicas con otras personas, es profesor de la prestigiosa firma Alfaparf Milano y a través de sus clases ha tenido el placer de graduar a más de 80 maquillistas profesionales; al igual que al equipo de maquilladores del prestigioso salón Sevens.
“Me gusta mucho enseñar, yo creo que parte de la bendición de Dios es no ser egoísta, cada quien tiene su talento y pienso que el sol sale para todos. No puedo decir que uno es mejor que otro porque cada quien tiene su propio estilo, es un placer poder enseñar”, afirma Zelaya.