Deportación de maras causa migración de niños

Entre 2010 y 2012, casi 100,000 delincuentes fueron repatriados

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Detenidos en un albergue en Arizona son escoltados a un área para realizar llamadas de teléfono. foto edh / archivo

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2014-08-04 1:00:00

WASHINGTON. El aumento sin precedentes de menores que han cruzado la frontera sin sus padres fue precedido por un dramático incremento en el número de deportaciones a Centroamérica de delincuentes, muchos de ellos pertenecientes a pandillas criminales, publicó ayer en un artículo El Nuevo Herald.

Según un análisis de medios, entre los años fiscales 2010 y 2012, casi 100,000 delincuentes convictos fueron repatriados a Guatemala, El Salvador y Honduras —superando el total de deportaciones criminales en los seis años previos.

Según el medio, activistas que defienden los derechos de los inmigrantes dicen que el aumento en las deportaciones de criminales probablemente jugaron un papel clave en la difusión de la violencia de pandillas en los tres países de América Central – precisamente la situación de muchos menores citan como razón principal para huir a EE. UU.

“Yo diría que estas deportaciones son el factor más importante detrás de la propagación de la violencia de pandillas en nuestros países y la razón principal por la qué los niños vienen aquí”, dijo Francisco Portillo, presidente de la Organización Hondureña Francisco Morazán con sede en Miami, que ayuda a las familias que tienen hijos detenidos en la frontera.

También los expertos dicen que la intensificación de la guerra contra las drogas en México obligó a muchos narcos a a trasladarse a Centroamérica.

El representante Joe García, un demócrata cubanoamericana de Miami, expresó a el Nuevo Herald la semana pasada que el fracaso del Congreso en aprobar la reforma migratoria también ayudó a generar el éxodo de menores.

Otros han señalado como factor una ley de 2008 que prohíbe que los niños extranjeros que solicitan asilo sean procesados para su deportación en forma acelerada.

Mientras que funcionarios de EE. UU. inicialmente estaban a favor de modificar la ley para disuadir el éxodo, han dado marcha atrás debido a que los activistas que defienden los derechos de los inmigrantes se opusieron. Sin embargo, otros expertos han culpado como otro factor la decisión del presidente Barack Obama en 2012 de conceder demoras de deportación a decenas de miles de inmigrantes traídos ilegalmente a EE. UU. por sus padres cuando eran niños.

Pero los activistas que señalan como factor las deportaciones de delincuentes dicen que estas son el vínculo más cercano a la propagación de la violencia de pandillas en Centroamérica.

Las deportaciones coinciden con un aumento en los índices de criminalidad en la región y el aumento en el flujo de menores que cruzan la frontera sin sus padres.

Un informe publicado en noviembre por la Conferencia de Obispos Católicos de EE. UU. dice que el número de menores no acompañados por sus padres que cruzan la frontera aumentó un 91 % entre 2011 y 2012 –al pasar de 6,800 a 13,000. Subió mucho más en 2013, cuando más de 24,000 niños no acompañados llegaron por la frontera. Se espera que más de 60,000 lleguen antes del 30 de septiembre. Ningún funcionario estadounidense ha reconocido un vínculo entre las deportaciones y el éxodo de los menores.

Pero la tasa de crimen en los tres países de América Central a los que la mayoría de los delincuentes han sido deportados fue significativamente mayor en los últimos cinco a seis años. Honduras hoy día es ampliamente considerado como uno de los países más peligrosos del mundo. En 2010, la Policía Nacional de Honduras registró 6,239 asesinatos, o sea 82.1 por cada 100,000 personas. Pero en 2012, la tasa subió a 90.4 homicidios por cada 100 mil personas. Cifras recopiladas por la ONU muestran que El Salvador y Guatemala también se encuentran entre los cinco países con las tasas de homicidio más altas del mundo.

“Los cárteles de drogas y la actividad de pandillas callejeras en Honduras, El Salvador y Guatemala, que tienen respectivamente el primer, 4o. y 5o. lugares del mundo en tasas de homicidio, han dejado una estela de sociedades devastadas a su paso”, indicó en un articulo reciente en Military Times el general John F. Kelly, jefe del Comando Sur de EE. UU. con sede en Doral.

“Aunque hay otros países con los que trabajo en América Latina y el Caribe que van por el mismo camino, el llamado Triángulo del Norte (Guatemala, El Salvador y Honduras) es el que tiene la peor situación”, agrega.

Más deportaciones

Un informe de 2008 publicado por el Servicio de Investigación del Congreso (CRS) dice que el aumento de las deportaciones de delincuentes a Centroamérica puede haber impulsado la actividad de las pandillas en Guatemala, El Salvador y Honduras.

En el momento en que el informe fue emitido, el número de deportaciones de delincuentes a Guatemala, El Salvador y Honduras, se situaba en 13,800 –un incremento del 4.5 % respecto al año anterior, pero un aumento del 49 % con respecto a 2005.

Un año después de la publicación del informe, en 2009, las deportaciones alcanzaron 19,542; luego 28,032 en 2010; 30,987 en 2011 y 35,884 en 2012. Las cifras para 2013 aún no están disponibles. No todos los deportados eran pandilleros que luego se reagruparon una vez que estaban de regreso en sus países. Durante años, la Policía de Inmigración y Aduanas (ICE) ha priorizado la detención y deportación de pndilleros centroamericanos.

Entre los arrestados estaban miembros de pandillas centroamericanas conocidas como MS-13 y M-18, que se originaron en el área de Los Ángeles.

Un artículo publicado en el diario Los Ángeles Times el 30 de octubre de 2005 estableció un vínculo entre las deportaciones de pandilleros, la propagación de la violencia de pandillas en América Central y el incremento de la guerra entre pandillas en los propios Estados Unidos, porque muchos de los deportados había regresado ilegalmente.

“En los últimos 12 años, las autoridades de inmigración de Estados Unidos han realizado más de 50,000 deportaciones de inmigrantes con antecedentes penales a Centroamérica, incluyendo un número incalculable de miembros de pandillas”, decía el artículo.

“Sin embargo, una política de deportación dirigida en parte a la disolución de una banda callejera de Los Ángeles ha fracasado y ha ayudado a difundirla a América Central y de nuevo a otras partes de EE. UU. Células recién organizadas en El Salvador han regresado para establecer zonas de control en el área metropolitana de Washington y de otras ciudades de EE. UU.”, publicó Los Angeles Times.