El sueño de Yeimy Amadaí Hernández, de seis años, de usar un vestido color fucsia para su graduación de preparatoria acabó cuando fue asesinada junto a su madre el pasado jueves 7 de agosto.
Ayer, ambas víctimas fueron enterradas en el cementerio general de Chalchuapa, luego de un cortejo fúnebre que duró dos horas y 10 minutos desde el caserío El Pital, en el cantón La Magdalena, hasta llegar al casco urbano de Chalchuapa.
Cientos de familiares y amigos acompañaron el sepelio a bordo de nueve camiones; y durante las exequias en el camposanto, en medio de lágrimas y dolor, exigieron a las autoridades que ambas muertes no queden impunes.
De hecho, el hijo que procreó la mujer fallecida junto a Dagoberto Antonio Marroquín Mendoza, supuesto homicida, pidió ayer que su padre sea capturado para que pague por el doble asesinato.
El joven de 13 años y estudiante de Séptimo Grado explicó que la vida de sus progenitores estaba rodeada de constantes discusiones. Es más, aseguró que en varias ocasiones vio cómo “Dago” golpeaba a su mamá.
El día de los hechos, él tenía cuatro días de haberse ido a vivir con unos parientes de su padre. Llegó hasta el sábado que se enteró de lo ocurrido.
La madre de la mujer y abuela de Yeimy aseguró que ya no quiere volver a la casa donde residía con su hija y su nieta.
“Eso para mí sería una tortura”, dijo la sexagenaria.
La Policía, por su parte, ha emitido una alerta y promete una recompensa de $1,000 para la persona que les ayude a dar con el paradero del sujeto, de quien se sospecha huyó hacia Guatemala.