La moda celebra 100 años del brasier

Desde que surgió esta prenda ha revolucionado el guardarropa femenino, ya que además de brindar confort los diseñadores han sabido transformarla en verdaderas piezas de moda

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elsalvador.com

Por Texto: EDH/ Agencias Fotografía: EDH

2014-08-17 3:10:00

Comodidad y feminidad son las características principales del brasier o sujetador, que este año celebra su primer siglo, y el cual pasó de ser un simple implemento de vestir a ser una prenda de diseñador.

Según datos históricos, el brasier tiene sus orígenes en el año 4,500 a.C., en Creta, lugar donde las mujeres lucían un práctico sujetador que les permitía llevar los senos al aire, de lo cual da fe una figura de loza vidriada que representa a la diosa de las serpientes de la civilización minoica.

En la Roma y Grecia clásicas las mujeres volvieron a taparse el pecho con una especie de faja que les sujetaba, es el mismo espontáneo vendaje que también utilizaron las vikingas.

Sin embargo, se le atribuye el primer diseño a Henry Lesher, aunque el término ‘brasier’ parece haber sido impuesto por la revista Vogue en 1907.

No obstante, el primer sostén moderno que se patentó fue invento de Mary Phelps Jacob en el año 1914, en la ciudad de Nueva York.

Mary era hija de Robert Fulton (inventor de la máquina de vapor), y acababa de comprar un vestido de coctel para lucir en una fiesta. Se dio cuenta de que el corsé se le veía y con dos pañuelos de seda y una cinta, anticipó el sujetador moderno. El 3 de noviembre de 1914 lo patentó.

El desenlace de la Primera Guerra Mundial obligó a Estados Unidos a pedir a todas las mujeres que entregaran sus corsés con el fin de convertir las varillas en material bélico, acción que desterró a esa prenda del vestuario femenino.

En 1948, Frederick Mellinger introdujo el primer sujetador con push-up o cojines para levantarlos.

La evolución del brasier dio un vuelco en la década de los 50. Se puso de moda el “buller-bra”, un modelo con copas picudas que levantaba mucho el pecho y otorgaba a la mujer un aspecto sensual.

La industria cinematográfica propició grandes cambios en el sujetador. Howard Hughes, el obsesivo director y productor de cine, pidió a un ingeniero aeronáutico que construyera una pieza de sujeción para el pecho de la debutante Jane Russell, que protagonizaba “The Outlaw” (“El forajido”), filme que él producía.

La actriz Marylin Monroe se declaró fan de este modelo puntiagudo, que exhibió en el filme “Con faldas y a lo loco”, una pieza de ingeniería, cuya transformación principal vino de la mano del cine.

En estos años, aparecieron los primeros sujetadores sin tirantes, y la lycra fue el material estrella para confeccionar sostenes.

Con la influencia del movimiento beatnik y la moda natural, el brasier tuvo cierto retroceso. En mayo de 1969 las feministas quemaban sujetadores para liberarse de la opresión de los hombres y de la prisión de sus sujetadores.

Luego de esa expresión social, el brasier retomó fuerza y resurgió como la estrella de la lencería femenina. Se reinventó con ciertas notas deportivas y ergonómicas.

En 1977 a raíz de necesidades Hilda Miller y Lisa Lindahl inventan el sostén deportivo, porque la hermana de Lisa se quejaba de lo molesto que era hacer ejercicio con los brasieres normales. En la década de los 80 resurgió lleno de encajes, blondas y puntillas.

Y aunque nació con vocación de vivir con vistas al interior, el sujetador salió al exterior de la mano de Jean Paul Gaultier, que reinventó para Madonna un modelo de los años 50 para una de las presentaciones de la cantante.

Pese a que ha sufrido muchas transformaciones, la evolución de esta prenda femenina no parece terminar, ahora el mercado también ofrece los brasier de silicona con función de invisibilizar la prenda.

Además las firmas de moda incluyen pedrería e incluso diamantes.