Centenares de personas se reunieron ayer en la Plaza Masferrer, en San Salvador, para despedir el periodo presidencial de Mauricio Funes. A la actividad la llamaron el Día de la Felicidad.
Ni las amenazas de lluvia ni los congestionamientos propios de la zona fueron obstáculo para que los participantes se congregaran en la zona y festejaran como se lo habían propuesto.
En la concentración no hubo lágrimas por el mandatario, que ayer terminó su quinquenio presidencial.
Al contrario, en la atmósfera se percibía mucha alegría y optimismo por el fin de su periodo.
Música, colorido, diversión, batucadas, el conga bus y carrozas alegóricas formaron parte del desfile bufo que recorrió las principales calles del poniente de la ciudad.
En un tramo del recorrido se pudo observar a dirigentes de partidos de oposición, quienes a la distancia observaban la marcha que efectuaron los organizadores.
Al ritmo de la canción “Happy”, cohetes de vara y sonidos de bubucelas, la marcha se movilizó hacia la Plaza Palestina, en donde se realizó una fiesta popular en la que no podían faltar los imitadores del, hasta ayer, Presidente.
Esta actividad fue una de las que más gustó a los asistentes, quienes disfrutaron con cada una de las ocurrencias de los participantes.
El premio principal para el ganador fue un televisor plasma de 40 pulgadas.
Al compás de una variedad de ritmos musicales, jóvenes y adultos celebraron con mucho entusiasmo y alegría el final de los cinco años del que consideraron el Presidente que más dividió a la sociedad.
Es la primera vez en la historia del país que un grupo de salvadoreños realiza una fiesta para despedir a un mandatario saliente.
Para los espectadores, Funes siempre se caracterizó por su prepotencia, falta de madurez política y soberbia.
“Creo que si él practicara la humildad y fuera una persona concertadora y no conflictiva, las personas no se sintieran alegres de que se vaya del gobierno. Como dice un dicho, él ha cosechado lo que sembró durante varios años”, dijo Clara de Quintanilla, quien observaba con curiosidad cada una de las carrozas.
La mayor parte del público se mostró alegre y satisfecho de que termine esta etapa, considerada por muchos, como una de las más negativas en la historia del país.
Durante el recorrido del desfile, muchas personas hicieron sonar los pitos de sus automóviles en muestra de apoyo a esta iniciativa, además, se pudo observar a varias familias que gozaban con cada una de las ocurrencias de los personajes que participaron en la caravana.
Entre los asistentes predominaban algunos que vestían camisetas con mensajes alusivos al mandatario, entre los que sobresalían: “Funes : Te guste o no te guste te vas”, y “Funes porqué no te callas”, entre otras leyendas.
Figuras reconocidas del ambiente político nacional, algunos hombres de negocios y familias con sus hijos, disfrutaban del desfile bufo. Durante la actividad no se reportó ningún incidente que lamentar.
“Creo que este ha sido un Presidente que no aportó nada al país, lejos de eso lo que hizo fue crear confrontación y fomentar el odio entre los mismos salvadoreños. Ojalá el próximo Presidente no cometa ninguno de los errores del bachiller Funes”, dijo una joven asistente al evento, quien declinó identificarse porque dijo que era empleada del gobierno.
La noticia de la muerte de la madre del mandatario saliente, se conoció durante el desarrollo del desfile entre algunas personas; sin embargo, esto no influyó en el desarrollo de la actividad.
Sin colores ni ideologías políticas
Desde hace un par de meses miles de salvadoreños se identificaron de forma espontánea con esta iniciativa, la cual fue bautizada por los organizadores como el “Día nacional de la felicidad”.
La iniciativa de los ciudadanos nació a través de la canción del músico Pharrel Williams con su contagiosa canción Happy.
La campaña en las redes sociales con la que se promovió la actividad estuvo orientada a mostrar el rechazo popular que existe hacia el Presidente Funes, con la frase : “Te guste o no te guste te vas”.
Según los organizadores, la fiesta popular fue financiada por aportes voluntarios y el dinero recolectado con la venta de camisetas.