El presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, no quiere ver su nombre en leyendas conmemorativas de obras que desarrolla su gobierno ni su fotografía oficial colgada en oficinas públicas.
El mandatario firmó el miércoles un decreto que marca un cambio en la tradición de gobiernos anteriores, en los que cualquier proyecto, por menor que sea, llevaba una placa con los apellidos del presidente de turno.
“Eliminaremos las placas con nombre en toda obra pública en mi gobierno, porque las obras son del país y no de un gobierno o un funcionario en particular”, expresó Solís en conferencia de prensa tras una sesión del Consejo de Gobierno en que firmó el decreto.
La decisión también impide que su retrato esté colgado en las dependencias públicas costarricenses, como suele ocurrir en muchos otros países del mundo.
“El culto a la imagen del presidente se acabó, por lo menos en mi gobierno”, expresó el mandatario.