Antes de hacer una compra, tenemos que evaluar varias cosas, siendo la primera y más importante de ellas la respuesta a ¿en realidad lo necesito? Parecería una pregunta tonta hasta cierto punto, pero muchas veces nos llama tanto la atención alguna oferta que con tal de hacer uso de ella gastamos nuestro dinero y luego nos arrepentimos.
Una vez definamos si realmente necesitamos comprar algo, hay que tener muy claro que “lo barato” no siempre va de la mano de la calidad. De nada nos sirve un producto barato cuando no llena nuestras expectativas. Sale caro a largo plazo y en muchas ocasiones hasta en corto plazo.
Existen comerciantes sin escrúpulos que se aprovechan de la situación en la que se encuentra la economía y le dicen al cliente exactamente lo que quiere oir.
Creo que un ejemplo que a muchas nos ha pasado es cuando compramos zapatos baratísimos. Son lindos pero después de andar con ellos un día entero ya no se puede ni caminar de lo incómodos que son o que después de usarlos un par de semanas ya se están rompiendo.
En mi negocio de pastelería, me he dado cuenta de que si uno quiere ofrecer un producto fino, no se pueden usar los ingredientes más baratos, y por lo tanto, el precio de mis productos no puede ser como el de un pastel barato o de menor calidad.
Igual sucede con las decoraciones: si hago un muñeco de azúcar con muchísimos detalles que me toma hasta cinco horas terminar, no lo puedo cobrar igual que uno tosco sin ningún detalle y que lo han hecho en 15 minutos.
Seguridad y conveniencia
En otras ocasiones, sí es posible conseguir un producto similar a mejor precio, pero talvez en lugares menos accesibles e inseguros, el riesgo de que algo te pase en un lugar así no compensa jamás unos pocos dólares ahorrados.
Hace poco estaba planeando la piñata de mi hija y compré unos platos de princesa en un negocio por la Zona Rosa. Cuando una amiga supo lo que pagué por ellos por poco me mata diciéndome que en el Centro hubiera encontrado los mismos platos a la mitad del precio.
Entonces decidí ir a comprar el resto de las cosas por esos rumbos. Y es cierto, me ahorré un montón de dinero en las sorpresas y accesorios para la piñata pero cuando regresé a mi carro me le habían chocado una vía. Por suerte no fue mayor cosa, pero reponerla me salió más caro que lo que había ahorrado.
Mi consejo para mis familiares y amigos es recordar la palabra mágica VALOR. Un producto bueno, bonito, de buena calidad y a un precio competitivo en un lugar céntrico y seguro. Es imposible ofrecer alta calidad al precio de algo de baja calidad, simplemente no se puede. La calidad se paga. Pero sí se puede ofrecer un producto de alta calidad a un precio justo, que es lo que siempre trato de ofrecer a mis clientes.
Así que antes de dejarse ir ante la siguiente rebaja u oferta, piénselo dos veces para no perder su dinero en productos innecesarios, de mala calidad y que al final ni siquiera necesita.
Mónica Oliva. Chef Pastelera y Propietaria de Sugarts, 305 PLAZA, Calle Loma Linda #305, local 2, Colonia San Benito, San Salvador. Teléfonos 2223-1210 y 2101-899.