Francisco exhorta a la paz a israelíes y palestinos

Durante la misa en Belén subrayó que construir la paz "puede ser difícil, pero vivir sin paz es un sufrimiento"

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elsalvador.com

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2014-05-25 8:00:00

El Papa Francisco visitó ayer Belén, la cuna del cristianismo, en un gesto de apoyo simbólico a la aspiración de los palestinos de tener su propio estado, calificó de “inaceptable” el estancamiento en el diálogo de paz y oró frente a la barrera de separación israelí que rodea la localidad de Cisjordania.

Tras ser recibido por el presidente de la Autoridad Nacional Palestina , Mahmud Abas, el pontífice se subió a un automóvil descubierto que lo llevó a la Plaza del Pesebre, donde le esperaban miles de fieles.

Pero al pasar junto al muro de segregación erigido por Israel, bajó, se acercó a pie y oró en silencio, en un gesto que el portavoz vaticano, Federico Lombardi, calificó de muy “simbólico”. “Este gesto ha sido para demostrar su participación en el sufrimiento de esta tierra pero lo hizo de manera silenciosa, orando como un símbolo del problema, de la visión que hay en esta tierra”.

Francisco expresó que: “Ha llegado el momento de poner fin a esta situación que se ha vuelto cada vez más inaceptable (…) Ha llegado la hora de que todos encuentren el valor para ser generosos y creativos en el servicio del bien común”.

Y durante la misa denunció la situación de los menores que se ven obligados a emigrar y a refugiarse, o combatir en las guerras, signo de que la sociedad no goza de salud.

“Aquí tenéis la señal. El Niño Jesús nacido en Belén, todo niño que nace y crece en cualquier parte del mundo, es signo, diagnóstico, que nos permite comprobar el estado de salud de nuestra familia, de nuestra comunidad, de nuestra nación”, afirmó.

“Todavía hoy muchos son explotados, maltratados, esclavizados, objeto de violencia y de tráfico ilícito. Demasiados niños son hoy prófugos, refugiados, a veces ahogados en los mares, especialmente en las aguas del Mediterráneo”, denunció. Una situación, que debe hacer al mundo en general, y a los cristianos en particular, reflexionar y “avergonzarnos hoy delante de Dios, el Dios que se ha hecho Niño”.

Unidad del cristianismo

Más tarde el Santo Padre visitó Jerusalén, para reunirse con el patriarca de la Iglesia de Constantinopla, Bartolome I, un encuentro ecuménico que pretende recordar el de sus predecesores hace 50 años.

Los máximos representantes de las iglesias de Occidente y Oriente renovaron los votos de unidad y entendimiento rubricados hace medio siglo y admitieron que, pese a ello, el camino hacia la reconciliación es aún arduo y largo.

“Nuestro encuentro fraterno de hoy es un nuevo y necesario paso en el camino hacia aquella unidad a la que sólo el Espíritu Santo puede conducirnos, la de la comunión dentro de la legítima diversidad”, afirmaron.

Una unidad que también debe fundamentarse, insistieron, en la defensa de los más desfavorecidos, de la dignidad de la persona humana y de la santidad de la familia basada en el matrimonio, en la promoción de la paz y el bien común y en la respuesta ante el sufrimiento que sigue afligiendo al mundo. —Agencias