¿Qué es la felicidad? Esta es una pregunta arriesgada, puesto que cada quién tiene su propio concepto. Popularmente, se dice que la felicidad consiste en momentos, que no es posible llevar una vida completamente feliz.
Si bien la vida no está exenta de eventos que nos entristecen, en Coaching sí creemos que podemos lograr una vida en la que el balance es mucho más positivo que negativo; una vida en la que nos podemos considerar felices y satisfechos, aparte de los momentos de dicha que vivimos.
Entonces, ¿qué es la felicidad? En Coaching Ontológico, que es el que yo practico, consideramos que la felicidad es: PAZ + PRODUCTIVIDAD.
Pensémoslo por un momento: si tengo juicios tales como “No soy suficiente”, “No puedo”, “No merezco”, escasamente tendré paz. Por otra parte, la felicidad tiene mucho que ver con el desarrollo de nuestro potencial.
Poder poner nuestras habilidades en práctica es una gran fuente de felicidad, y a eso se refiere la productividad. Entonces, para ser felices queremos tener nuestra mente en paz, estar en paz con nosotros mismo y el mundo, y queremos hacer algo que nos llene, donde podamos desarrollarnos y ser cada día mejores.
¿Por qué el Coaching nos ayuda a ser más felices? Es sencillo: porque nos enseña a observarnos, a escuchar esa vocecita que nos va diciendo “Esto es malo”, “Esto no sirve, “Esto no lo has hecho bien” y a quitarle poder. Esto es paz.
Al mismo tiempo, si nos conocemos y nos observamos, sabremos mejor qué nos gusta hacer y qué no, y podremos encauzar nuestras vidas hacia eso.
Control a la autocrítica
Y ¿cómo le quito poder a la vocecita? La vocecita a la que desde ahora llamaremos ‘el Observador’ nos acompaña siempre. Está todo el día
hablando, muchas veces es muy crítico… Hay que enseñarle al Observador
a apreciar lo bueno, a ser amable…
En Coaching lo hacemos así: casi todo lo que dice el Observador son juicios. Los juicios son las opiniones que tenemos acerca del mundo, de las personas, de nuestros padres, de nuestros hijos, de nuestra pareja, de nuestro trabajo, del trabajo de los demás, de la cara de los demás, de nuestro cuerpo… y así hasta el infinito.
Tomemos uno solo de esos juicios (“Estoy gorda”, por ejemplo). Veamos que los juicios producen emociones y estados de ánimo también. Me veo al espejo y el Observador dice “Estás gorda”; me siento mal, siento que nada me queda bien, me enfoco en que estoy gorda y no me veo nada bueno.
Si me estaba arreglando para ir a algún evento llego de mal humor, avergonzada, no me lo paso bien.
Se me acerca un hombre interesante, pero yo lo espanto inconscientemente porque me siento gorda. He actuado de acuerdo con ese juicio, y al final he pagado un precio alto: no he disfrutado del evento, me he sentido mal y he acabado con una posible amistad antes de que comenzara.
Entonces, ¿cómo le quito poder? Pues sencillamente, me pregunto si eso es cierto. ¿Es cierto que estoy gorda? Quizá no lo estoy, quizá solo estoy un
poco pasada de libras. ¿Puedo ser feliz con unas cuantas libras de más? Sí, puedo, y puedo también caminar media hora al día y adelgazar. ¿Se reduce mi valor como persona porque tengo unas libras de más? Creo que no, que sigo siendo una persona digna de amistad, cariño y respeto. Cuestiona tus juicios, quítales fundamento, y te aseguro que serás más feliz.
Hana Sztarkman Arauz es Coach de Vida y Ejecutiva, graduada del Certified Coach Training Program de Newfield Network en Boulder, Colorado, Estados Unidos. Puedes contactarla en hana.coaching@gmail.com, y a través de su página web: www.vivirfelices.com