Parejas con más “suerte” que otras, pueden pasar varios años antes de enfrentar su primera crisis, pero muchas encaran problemas matrimoniales pocos meses después de haberse jurado amor eterno, incluso en plena “Luna de Miel”.
Según expertos en terapia de familia, la raíz de muchos problemas matrimoniales está en no aceptar que es normal pasar por momentos difíciles, tal y como te lo advierte un sacerdote, un pastor o un juez el día del casamiento. ¿Alguna vez te has puesto a analizar esa advertencia? Claramente los votos matrimoniales dicen que enfrentarás varios problemas a lo largo del matrimonio: “Te acepto como mi esposo(a), para amarte y respetarte, de hoy en adelante, en lo próspero, en lo adverso, en la riqueza, en la pobreza, en la enfermedad y en la salud…”
En otras palabras, sólo quienes saben sobrepasar las adversidades y crisis que conllevan un matrimonio, pueden ganar en “el juego del amor”. Una crisis matrimonial puede surgir por falta de comunicación, por problemas económicos, por falta de tiempo y desconexión emocional, y por supuesto, por una infidelidad.
Las estadísticas afirman que entre los 35 y los 45 años es cuando más divorcios se producen, y esto ocurre porque tanto el hombre como la mujer piensan que el problema está fuera de control y no saben cómo solucionarlo. Cuando notes que algo anda mal en tu relación, confróntalo a tiempo y sigue los siguientes pasos:
1. Busca la causa: No tiene que haber una infidelidad, ni abuso físico o verbal para que una pareja caiga en crisis, algo tan sencillo como el estrés, la llegada de un hijo o un cambio de empleo puede generar conflictos. Escribe en una hoja lo que a tu parecer ha provocado tantos desacuerdos con tu pareja. Pídele a él que también converse contigo sobre sus desacuerdos y cómo pueden solucionar el problema. Sin utilizar palabras hirientes, ambos deben ser capaces de mostrar los errores del otro sin acusaciones. Fomentar una buena comunicación es fundamental para resolver cualquier crisis y mantener una buena relación. Pero si notas que tu pareja no es completamente sincero contigo, ni se esfuerza por comunicarse mejor, sugiérele que asistan a un terapeuta de parejas. Si te dice que no, ve sola para que un profesional te guíe en tu situación y puedas tomar las mejores decisiones.
2. ¿Todavía hay respeto? Para salir de una crisis ambos deben respetarse, apoyarse y admirarse. Si alguna de estas actitudes está ausente en alguno de los dos, es muy probable que la condición del matrimonio empeore. En una relación ideal, el amor es tan fuerte que ambos están dispuestos a enfrentar el problema y solucionarlo.
3. Ten paciencia: Por más de acuerdo que ambos estén en resolver los problemas, estos tomarán tiempo en solucionarse, incluso meses. El paso del tiempo ayudará a curar las heridas. Puede suceder que alguno de los dos sienta la necesidad de alejarse por un tiempo, lo cual no se trata necesariamente de una crisis permanente. Recuerda que muchas parejas se vuelven más fuertes después de una separación al reconocer cuanto se extrañan.
Sea pequeña o grande, confronta tu crisis. Hacerte la ciega sólo provocará sufrimiento y dañará aún más tu relación. Siempre da temor reconocer una crisis, pero aceptarla es el primer paso para resolverla.
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