En el volcán la esperanza es que el invierno no sea copioso

b Los vecinos aseguraron que no ven claros los planes de contingencia del Gobierno en caso de emergencia

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Ayer un grupo de expertos de Japón y el Ministerio de Obras públicas (MOP) visitaron la zona por donde bajan los flujos de roca del Chaparrastique. Foto edh / Carlos Segovia

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2014-04-23 7:00:00

SAN MIGUEL. El 29 de abril se cumplirán cuatro meses desde que el Chaparrastique hizo erupción; sin embargo, las condiciones de las más de 400 familias que habitan las comunidades identificadas por Protección Civil como de riesgo por deslaves y erupción, son las mismas, es decir, continúan viviendo entre el temor, incertidumbre y, según sus palabras, en el abandono.

La única esperanza que tienen es que el invierno no sea demasiado copioso y con ello no haya deslizamientos de lodo y piedras.

Han pasado casi 120 días desde la erupción inicial y ya se acerca la entrada del periodo invernal, que según el Sistema de Estudios Territoriales (SNET) será la segunda semana de mayo, lo que aumenta la preocupación de las familias ante inminentes deslaves de piedra, lodo y ceniza tras las fuertes tormentas.

Los residentes en las faldas del coloso aseguraron que antes de la segunda vuelta de las elecciones del 9 de marzo había mucha información sobre el volcán y las condiciones de las familias que lo habitan; pero hoy lamentan que eso “se acabó”.

Dijeron que constantemente se veía personal de Protección Civil, a los ministros de Medio Ambiente y Gobernación, e incluso, que hasta montaron una base del ejercito para evacuar a la gente en caso de una emergencia.

“De eso ya no hay nada, ya pasaron las elecciones y con ello la importancia para el gobierno de hacer que su partido, mediante nuestro dolor y necesidad, sacara los votos para ganar”, dijo Mario Rosales, un hombre dedicado a la corta de café y venta de leña.

Recordó la alegría conque la población recibió la instalación de la base militar y la “pompa” que el gobierno le hizo a ese esfuerzo; sin embargo, lamentó que los uniformados salieran en sigilo de la zona, al punto que muchos residentes ni cuenta se han dado que la base fue desmontada el 9 de abril.

Andrés Castro, habitante del cantón Conacastal en Chinameca, donde se ubicaba la base militar, dijo que “creo que es ahora cuando más importancia tomaba su presencia por la llegada del invierno y la amenazada de los deslaves”, para luego asegurar que los soldados eran las personas idóneas y preparadas para evacuar a la población en caso de emergencia por erupción o deslaves.

Otra de las acciones que recuerdan los pobladores son las constantes visitas y evaluación de monitoreos que el ministro de Medio Ambiente, Herman Rosa Chávez, hizo antes de las elecciones.

Expresaron que esas situaciones, una vez pasados los comicios presidenciales, no se han repetido.

También lamentaron que ha pasado tanto tiempo y tras una infinidad de reuniones de Protección Civil, aún no se haya definido la situación para reubicar a 225 familias que viven cercanas a las zonas por donde bajan los flujos de lodo y tierra de la parta alta del coloso durante el invierno.

De hecho, la propuesta del gobierno era reubicar a esas familias; no obstante, y pese a que la comuna de San Jorge les facilitó dos terrenos, las labores en ese plan nunca se iniciaron.

Lo más lejos que llegó el Viceministerio de Vivienda fue a medir un terreno ubicado en el barrio Concepción, de San Jorge, según Manuel Aparicio, un vecino de esa zona.

Pero hasta las estacas que señalaban cada lote desaparecieron. Tras ese recuento de acciones del gobierno para apoyarles, los ciudadanos que viven en el volcán llegan a la conclusión que está solos, que todos los esfuerzos que se anunciaron quedaron en el aire y que tendrán un invierno que los mantendrá en vilo.