Cinco enfermedades mentales más comunes en el mundo

Los trastornos mentales figuran entre los factores de riesgo importantes de otras enfermedades y de lesiones no intencionales o intencionales, según la OMS

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elsalvador.com

Por Texto y fotos: Agencias

2014-03-08 8:00:00

De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud, las enfermedades mentales representan el 13% de las dolencias mundiales, son una tercera parte de los casos de enfermedades no transmisibles en el mundo y tienen un costo de 2,500 millones de dólares al año.

Por otro lado, afirma que al menos 700 millones de personas padecen desórdenes mentales y neurológicos, la mayoría de los cuales no cuenta con atención médica adecuada.

Se estima que unos 350 millones de personas en el mundo padecen depresión; 90 millones conviven con un desorden de abuso de sustancias; 50 millones padecen epilepsia; y 35,6 millones sufren Alzheimer y otras demencias.

Sin embargo, la estigmatización y la discriminación de que son víctimas los enfermos y sus familiares disuaden a los pacientes de recurrir a los servicios de salud mental.

A pesar de disponer de tratamientos eficaces, existe la creencia de que no es posible tratar los trastornos mentales, o de que quienes los padecen son difíciles, poco inteligentes o incapaces de tomar decisiones.

Todo eso puede dar lugar a malos tratos, rechazo y aislamiento, e incluso puede privar a las personas afectadas de atención médica y apoyo.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), existen 400 tipos de trastornos mentales, hoy le presentamos el perfil de cinco de ellas, que se encuentran entre las más comunes en el mundo.

Estrés postraumático

Ocurre después de haber estado involucrado en hecho traumático, directa o indirectamente. Aunque mucha gente lo supera sin necesidad de ayuda, hay otros que lo canalizan hasta el grado de tener síntomas físicos que afectan su vida diaria.

Los síntomas pueden presentarse días, semanas y a veces hasta años después de ocurrido el hecho. Se presentan pesadillas o flashbacks constantes sobre la situación traumática.

El afectado mantiene “la guardia” y cree que el peligro volverá en cualquier momento.

Físicamente puede presentarse diarrea, dolores musculares, dolor de cabeza, depresión y abuso de drogas, incluyendo analgésicos.

Después de haber pasado por una tragedia es normal tener algunos de los síntomas mencionados, pero uno de cada tres individuos no logra superarlos con el paso del tiempo y requiere ayuda.

En niños, el estrés puede presentarse en sus juegos, en donde suelen recrear el hecho traumático una y otra vez. Durante el padecimiento de este trastorno, la adrenalina se mantiene en niveles altos, razón por la que el afectado no puede relajarse.

Para el tratamiento se emplea el movimiento ocular, desensibilización y reprocesamiento (EMDR), esta es una técnica que utiliza el movimiento de los ojos para ayudar al cerebro a procesar los flashbacks y darle sentido a la experiencia traumática.

Asimismo, se emplea medicación y terapia en grupo. Ambas están catalogadas por la SEP como dentro de las más eficaces. Entre los medicamentos recomendados están los antidepresivos.

Depresión

Es un trastorno que puede ocurrir luego de una gran decepción, la pérdida de algo valioso o alguien importante. Incluso puede originarse por enfermedades físicas largas o el abuso del alcohol y las drogas, entre otras, o puede tener un origen biológico, es decir, causada por un desequilibrio químico en el cerebro.

Tiene varios síntomas y aunque no se presenten todos, la mayoría de los enfermos muestran por lo menos cinco de los siguientes: infelicidad la mayor parte del tiempo, una tristeza tan intensa que interfiere con la vida diaria y pérdida del interés en la vida que no disfrutan de nada.

Por otro lado, la persona puede sentirse agotada pero a la vez, inquieta y agitada, duerme poco, pierde interés en el sexo, experimentan irritabilidad y tienen pensamientos suicidas.

Entre el 10 y el 15 % de la población tendrá alguna vez un cuadro depresivo en su vida, señala el doctor Miguel Gutiérrez, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP).

Por ello, es importante mantenerse cerca de los seres queridos y afrontar el problema que ha causado la depresión hablándolo.

“En los estados depresivos puede haber una complicación que en psiquiatría es la más grave: el suicidio, por eso es fundamental tratarlos”, subraya el galeno.

Para tratar la depresión se puede emplear la terapia cognitivo conductual (TCC), que ayuda a superar los pensamientos negativos, y la psicoterapia pues hablar con un experto puede ayudarle a expresar los sentimientos.

El proceso puede variar desde 5 a 30 sesiones antes de que el enfermo se recupere por completo.

Trastorno obsesivo-compulsivo (t.o.c.)

Según la definición de la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP), las obsesiones son “pensamientos que aparecen aún sin quererlos, no tienen sentido y pueden ser desagradables”, mientras que las compulsiones “son actos que la gente piensa que tiene que hacer incluso cuando no quiere”.

En este caso, el enfermo mental vive preocupado por sus compulsiones y no hacerlas lo afectan de sobremanera. Mucho tiempo del día se dedica a la actividad compulsiva al grado de que interfiere en las actividades diarias.

Este trastorno afecta a gente de todas las edades. En gente joven se presenta en el 1 % de la población. No se sabe qué lo causa, aunque los médicos creen que tiene que ver con un desequilibrio de la serotonina, sustancia química que produce el cerebro.

Para el tratamiento se recurre a la terapia conductual. Así se ayuda al afectado a controlar su compulsión, reconociéndola como tal y llevando un diario para saber cada cuánto la realiza. También se emplean medicamentos que actúan en la serotonina. Aunque ayuda a un 70% de los que padecen TOC, la SEP subraya que suelen empeorar al dejar el medicamento. Se recomienda combinarlo con la terapia.

Ansiedad, pánico y fobias

Son trastornos que afectan a una de cada diez personas en algún momento de la vida. De acuerdo con la Sociedad Española de Psiquiatría, la ansiedad es un sentimiento normal de temor ante situaciones difíciles pero, si es demasiado fuerte, puede paralizar a la persona. “El pánico es un aumento de ansiedad súbito e inesperado; como respuesta, uno quiere salir de la situación que lo ha provocado”, define la SEP. Por su parte, la fobia “se trata de un temor a situaciones o cosas que no son peligrosas y que la mayoría de la gente no encuentra molestas”.

En la ansiedad el enfermo se siente preocupado todo el tiempo, está cansado, irritable y duerme mal. Físicamente presenta síntomas como dolores, temblores, respiración profunda, mareos, desmayos, indigestión y diarrea.

En los estados de pánico se experimenta una sensación de miedo y la pérdida repentina de control. La velocidad de la respiración aumenta, el corazón palpita con fuerza, se suda y hay pensamientos de muerte.

La fobia llega como ansiedad pero solo en ocasiones específicas. Si una persona le teme a los perros a un nivel de fobia, le procurará que su rutina gire en torno a un ambiente seguro. Si no se trata, con el tiempo el miedo domina la vida de la persona.

La ansiedad puede ser un síntoma del consumo de drogas tales. Las circunstancias amenazantes ocurridas en la vida de una persona le pueden generar ansiedad, pánico o fobia, por ejemplo, un accidente automovilístico en el que haya estado involucrado.

Para el tratamiento se emplea la psicoterapia y la medicación, como tranquilizantes y antidepresivos.

Adicciones

El abuso de sustancias legales o ilegales está relacionado con distintos trastornos mentales, desde la depresión hasta la psicosis. Aquí, puede que la enfermedad lleve a la adicción o viceversa.

Entre los síntomas se encuentra la dependencia a alguna o varias sustancias que alejen al enfermo de su realidad. Apatía y desinterés por la vida y los seres queridos, auto lesiones, depresión y hasta intento de suicidio. También psicosis, es decir, cuadros delirantes y alucinatorios que no siempre se curan.

De acuerdo con el doctor Gutiérrez, las personas que se hacen adictas a una sustancia probablemente tengan condicionantes biológicos genéticos que los haga más vulnerables.

Para el tratamiento se emplean terapias en grupo y rehabilitación para lograr la abstinencia total del uso de drogas.