Un equipo multidisciplinario de docentes del departamento de Fitotecnia de la Facultad de Agronomía, de la Universidad de El Salvador (UES) y estudiantes de la mencionada carrera, desarrollan una investigación que permitirá, entre otras cosas, identificar y rescatar variantes de árbol de ojushte y mejorarlas, mediante la clonación (injerto), con el fin de garantizar que el fruto se produzca todo el año.
El ojushte, especie que está en peligro de extinción, da un fruto de entre cinco y 10 gramos, casi esférico, que mide entre uno y uno y medio centímetro. Este es de color verde, aunque su pulpa también puede ser color rojo. Suele tener una o dos semillas y se utiliza para la preparación de distintos alimentos.
El ingeniero agrónomo Fidel Ángel Parada Berríos es quien lleva adelante la investigación titulada “Rescate y desarrollo de germoplasma de Ojushte (Brosimun alicastrum swartz) con alto potencial genético de rendimiento, nutricional y comercial”.
Según explicó, el esfuerzo inició en febrero 2013 y ha contado con el financiamiento del Programa Regional de Seguridad Alimentaria y Nutricional de Centroamérica (Presanca), junto con la Secretaria General Consejo Superior Universitario Centroamericano (CSUCA).
El ingeniero Parada Berríos explicó que como parte de la investigación han colectado muestras de especies que crecen en varios lugares del país como Sonsonate, Usulután, Chalatenango, La Libertad.
El agrónomo manifestó que a la fecha ya cuentan con un jardín o banco de germoplasma (conjunto de genes que se transmite por la reproducción a la descendencia por medio de gametos o células reproductoras) con 24 clones (copias) de especies de árbol de ojushte.
Estos árboles serán sembrados en la estación lluviosa, señaló el agrónomo, tras dejar claro que con esta investigación se sistematiza de forma científica la información sobre este producto, como su valor nutricional.
“En la estación experimental (de la Facultad de Agronomía) hemos solicitado un área para establecer el cultivo (jardín clonal o banco de germoplasma), con la intención de que a futuro, cuando estos árboles tengan un tamaño entre dos y cuatro metros puedan comenzar a sacar material vegetativo para propagación”, expuso el especialista en fruticultura. Con esto se refiere a que de estos cultivos de árboles, que tendrán un alto potencial genético, podrán echar mano para hacer injertos y proveer a los agricultores o proveedores que estén interesados en sembrarlo de una forma más tecnificada. En la actualidad varias organizaciones no gubernamentales llevan a cabo proyectos de producción de alimentos utilizando el fruto del ojushte y lo hacen a partir de árboles que están en condiciones de bosque y que dan fruto en distintos periodos del año, lo cual es desventajoso.
Parada Berríos señala que esto no permite que los productores dispongan del fruto todo el año y se corre el riesgo de que si por una u otra razón los árboles desaparecen se quedarían sin materia prima.
A eso se suma que no todos los árboles que hay en forma en los bosques proveen frutos. Al llevarlo al nivel de cultivo y por medio de la práctica del injerto se podrá incrementar la disponibilidad de especies de árboles de ojushte que dan fruto en el transcurso del año. Esto implica a su vez aumentar la producción de alimentos derivados.
El equipo investigador también trabaja en identificar especies de insectos que forman parte del entorno natural de este árbol, en aras de establecer si tienen potencial de convertirse en plagas del mismo cuando se lleven a nivel de cultivo.
Los especialistas destacan la importancia que esta investigación reviste en el sentido de que el incremento en la producción de éste árbol puede ayudar a solventar problemas como la deforestación que afecta al país y la falta de disponibilidad de cereales como resultado del exceso o de la falta de lluvias o la presencia de plagas.